Parece mentira. Cualquiera que viera solo el primer y el último cuarto del Leyma-Prat no se creería el sufrimiento del equipo naranja durante el partido. Ni siquiera que los visitantes acabaron el tercer parcial a solo cuatro puntos de la remontada. Porque los coruñeses funcionaron cuando apretaron en defensa y eso fue al principio y, sobre todo, al final. En el medio, casi con el piloto automático puesto, dejaron jugar demasiado cómodo al conjunto catalán, que por medio de un inspirado Marc Blanch se enganchó al marcador sin demasiado esfuerzo. Pero si hubo un jugador sobre la pista del abarrotado Palacio de los Deportes de Riazor cuya actuación fue absolutamente determinante, ese fue Mirza Bulic -secundado por fases por el coruñés Carlos Martínez y el americano Ty Sabin-. El bosnio se fue hasta los 42 de valoración, candidato indiscutible al MVP de la jornada en LEB Oro, con 28 puntos, 12 de ellos en el momento decisivo, el que sirvió para romper el partido en los minutos iniciales del último cuarto. Asumió los galones en un día en que dos referentes como Monaghan y Xavier se quedaron en cero y el tercero, Stephens, estaba tocado.

El arranque no pronosticaba, sin embargo, que fuera a haber tantos problemas. La defensa naranja robaba balones y el Leyma corría. Con un 8-0 de salida se allanaba el trabajo para los locales ante un Prat desbordado. Los coruñeses, por contra, estaban enchufados, cumpliendo el guión, como les había pedido Aranzana en la previaAranzana . Un ejemplo fue el trabajo de Sergi Pino, con una defensa intensísima culminada con un rebote ofensivo y triple. Todo seguido para e 13-2. Las dos faltas personales de Jonathan Araujo no parecían un contratiempo serio. Porque además Uchendu salió y no bajó el nivel. El primer cuarto iba rodado (23-12).

Y el segundo empezaba mejor, con un triple de Braxton Ogbueze (26-12) y otro de Carlos Martínez (33-15). Máxima diferencia, cercana ya a la barrera de 20 puntos. Pero mediado este cuarto, la dinámica cambio. El equipo coruñés bajó la intensidad defensiva. El Prat anotaba con mucha facilidad. Cuando se puso a diez (35-25), Aranzana pidió un tiempo muerto. La falta de sensaciones de los últimos partidos lastró también al ataque, donde solo Mirza Bulic parecía estar teniendo su día, aunque bien acompañado por Carlos Martínez. El marcador seguía siendo favorable al descanso (41-30), pero ya no parecía que fuera a ser una victoria tan fácil como se las prometía al principio.

Fue la historia también tras la reanudación. La ventaja se achicó todavía más, con un equipo que sufría mucho para hacer circular el balón y que cometía demasiados errores. Mientras, los visitantes se enganchaban tirados por un Blanch que se hinchó a meter canastas y la aportación bajo tableros del largo y espigado Jeanne. Los cuatro puntos (57-53) al término de este parcial dejaban todo en el aire. Pero no pusieron nervioso al Leyma. Ya en la última defensa del tercer cuarto se enseñó el camino. El público presionando y los jugadores, con máxima intensidad.

Fue así en cada defensa de los últimos diez minutos. Eso marcó la diferencia. Y Mirza Bulic. Partidazo del bosnio, con todo el protagonismo ofensivo en los momentos clave. Anotaba desde dentro. Por fuera. Triples y tiros libros. Y los naranjas alargaron de nuevo la diferencia hasta casi los 20 puntos, también gracias a la inspiración exterior de Sabin en el tramo final. Parecía mentira todo el sufrimiento previo. Freno a las tres derrotas seguidas. Victoria y basquetaverage. Tocaba volver a sonreír.