El jueves recibió la invitación. El viernes de madrugada inició el viaje a Cantabria, donde por la tarde probó por primera vez el mar. Y el sábado, en su debut en competición sobre las olas gigantes, Juan Fernández (A Coruña, 1998) se proclamó campeón de España de esta modalidad en la mítica prueba de La Vaca. "Fue increíble. Era mi primera vez, el resto de rivales ya la habían surfeado otras veces y además fui el más joven ganador de la historia", dice el coruñés, de 20 años. "Es una ola muy complicada y las condiciones fueron muy duras, pero sabía que era mi oportunidad y estoy muy contento. El resto de rivales me dijo que había sido muy merecido", añade.

No fue fácil. Las condiciones climatológicas del día no fueron las mejores. "Por la mañana ni siquiera sabían cómo íbamos a poder hacer, si íbamos a tener que ir remando hasta la ola o nos llevarían en barco", relata. "Y entre las once y media de la mañana y las tres de la tarde la competición tuvo que estar parada por marea baja. Se hizo todo muy largo", continúa. El premio mereció la pena y le dio la razón. No estaba equivocado cuando hace ya dos años, tras un viaje a Hawái, se propuso la incursión en las olas gigantes, para lo que lleva preparándose todo este tiempo.

"Es muy diferente. Cambia mucho con respecto al surf de competición", explica. Por un lado, cambia el material. "Las tablas son más grandes y resistentes, llevamos chalecos y también estoy mirando de invertir en una moto de agua, porque a algunas olas hay que llegar en ellas", analiza y lamenta que se trate de una disciplina tan cara, sobre todo en su caso, que no dispone de ayudas. Carencias que suple con su preparación.

Esta también es diferente. Según Fernández, en las olas pequeñas lo fundamental es la agilidad mientras que para las olas grandes lo importante es tener fuerza, tanto física como mental. "Tienes que estar tranquilo para afrontar situaciones que pueden ser muy difíciles", asegura. Porque al mar hay que tenerle respeto. "Las olas dan miedo. Pero la verdad es que yo lo que siento es adrenalina", reconoce. "A mí desde los 16 me gustan los tubos, que es algo que no le gusta a todos los surfistas y viendo cómo lo viven en Hawái, decidí que poco a poco en invierno me iba a dedicar a ello".

De momento, no es "imcompatible" con la competición de surf. "Estas son en verano y las de olas grandes solo en invierno", apunta. Pero sí que admite que la Liga Mundial la tiene un poco aparcada porque económicamente ambas cosas son "inasumibles". "Antes de cada temporada tengo que pensarme bien en qué invierto el dinero", dice y pide colaboración: "A ver si este título me ayuda a conseguir algo". Porque las olas gigantes es una modalidad que crece día a día: "Se sobrepasan los límites cada año. Pero en España es algo bastante nuevo y en Galicia poca gente se dedica a ello. Un grupo de chicos estamos entrenando fuerte para que no pase otra generación gallega sin surfear olas gigantes". No hace falta, además, irse tan lejos para pillarlas. "Galicia es un sitio que está sin explotar y que tiene mucho potencial", dice. Illa Pancha, en Ribadeo, ya ha asomado la cabeza. Será uno de sus objetivos, para el que vive pegado al parte del tiempo. "Somos unos expertos", bromea.