El Mataró no había perdido ningún partido en todo lo que iba de temporada hasta que se topó con el Deportivo Liceo en el Palacio de los Deportes de Riazor en las semifinales de la Copa Princesa. Los verdiblancos les estaban esperando y les habían estudiando al dedillo. No dejaron que pudiera hacer su juego y los borraron de la cancha. Con una gran defensa y con mucha velocidad en las transiciones, los verdiblancos, ayer blanquiazules, dominaron a placer. Solo en una fase de la primera parte, con la presión alta de los visitantes, pasaron problemas solventados con dos goles a la contra con los que pusieron la directa hacia una final en la que hoy (12.00 horas) lucharán por el título contra el Palafrugell.

Las diagonales de Adrián Candamio, Mikel Abeal y Fabrizio Ciocale fueron un quebradero de cabeza. Se iban por velocidad una y otra vez. Una de las del argentina provocó el penalti que en el minuto cuatro sirvió a Adrián Candamio para abrir el marcador. Los locales dispusieron de varias ocasiones, pero atravesaron por su peor momento en unos minutos de la primera parte en los que Pablo Parga vio azul y tuvieron que jugar con uno menos. La directa de Eric Florenza se estrelló contra el palo y los coruñeses aguantaron en inferioridad los dos minutos. Y se vinieron arriba. Martín Payero ensayó su chut. El primero salió desviado. El segundo, un fusil directo a portería. Y al minuto siguiente, en una contra con Mikel Abeal de lado a lado, el tercero con el que se llegó al descanso del partido.

La segunda parte se abrió con el Mataró recortando. Necesitó hasta cuatro rechaces para que Oriol Lladó pudiese batir la portería de un entonado Dani Menéndez. Pero no inquietó el gol. El Liceo siguió a lo suyo, con un muro en defensa y ritmo infernal de circulación de la bola. Además los catalanes estaban obligados a arriesgar y los verdiblancos se movieron muy seguros en ese escenario. A la contra solo necesitaban tres pases para marcar. Como en el cuarto, con robo, subida de Candamio, asistencia al segundo palo a Pablo Parga y gol. El coruñés repitió prácticamente el guión con el quinto. Quedaban nueve minutos y el choque estaba sentenciado. Quedó una directa fallada por Palacín, el segundo del Mataró de Bernat Romero, la azul a Lladó y el sexto local, de Adrián Candamio, en superioridad.