El Barcelona dejó vivo al Lyon en la ida de los octavos de la Champions y evidenció su falta de gol frente a un rival que plantó cara en el primer tiempo, pero que estuvo a merced de los azulgranas en el segundo, cuando los de azulgrana asediaron la meta de los franceses.

Todo se decidirá en el Camp Nou, tras un partido en el que a los azulgranas les faltó precisión y puntería. Mereció más el conjunto catalán, pero el Lyon, un equipo alegre, también tuvo sus opciones, especialmente en el primer tiempo.

Advirtió a su equipo de que tenía que salir con la guardia alta y Ernesto Valverde mandó una señal desde la alineación. Puso a Sergi Roberto como centrocampista, en lugar de Arturo Vidal, y el Barcelona jugó con su esencia, a controlar el partido, presionando arriba y a forzar las pérdidas del rival.

Pero el Lyon es uno de los representantes de los jóvenes equipos europeos, un Ajax a la francesa, un conjunto con una baja media de edad y que por lo tanto juega con descaro, sin miedos, tiene recursos y es capaz de ponerle las cosas difíciles a cualquiera, como demostró hoy con el Barça.

El Barcelona adelantó sus líneas y presionó arriba al rival. Buscaba forzar el error, cocer su fútbol a fuego lento, sin prisas. Messi miraba las diagonales a su izquierda para Alba y Dembélé, Sergi Roberto apoyaba a Semedo por la derecha y Busquets ejercía de metrónomo.

Pese a que le fallaba la precisión (2/13 en el primer tiempo), los de Valverde apuntaron con remates de Messi, Rakitic y Dembélé, pero a los azulgranas les faltaba afinar y el rival tenía cada vez menos el balón. Alguna salida desde atrás de N'Dombele, la aparición por la izquierda de Mendy, que tuvo un susto en el calentamiento y parecía que no saldría de inicio, y las llegadas de Terrier fueron lo mejor del Lyon, pero en la media hora final del primer tiempo, los barcelonistas tenían más presencia.

Si el partido fue trepidante hasta entonces, en los minutos finales, todo se aceleró. Con los desbordes de Ousmane Dembélé, el Barça tuvo cerca el gol, primero con un remate del francés que salió fuera, y en la última acción del primer tiempo Busquets pudo batir a Lopes, con un disparo que rechazó Denayer. Entre una ocasión y otra, Terrier no acertó tras una combinación con Moussa Dembélé.

En el segundo tiempo, el guión del partido no varió. Messi no estaba muy fino y parecía que quien tenía que marcar las diferencias hoy tenía que ser Dembélé, que encaraba e intentaba forzar los uno contra uno. Del tercer delantero barcelonista, Luis Suárez, para entonces no había noticias.

Tenía el balón el Barcelona, pero no generaba peligro. Con más espacios, el Lyon se sintió muy cómodo y apuró las acciones a la contra con la velocidad de Memphis y de Moussa Dembélé, pero las fuerzas abandonaron a los lioneses.

Cuando Messi se afinó, su equipo fue otro, el argentino protagonizó una gran acción con Dembélé, salvada por Lopes. Pero sorprendentemente, Valverde decidió darle un giro al partido, sacó a su mejor jugador hasta entonces (Dembélé) y puso a Coutinho.

La eliminatoria se decidirá en Barcelona, pero los números no engañan, los azulgranas no están muy finos en eliminatorias, su última victoria data de febrero de 2016.