El Igualada abre el camino del Deportivo Liceo en la Copa del Rey (Pavelló Olimpic de Reus, 19.15 horas) en unos cuartos de final que ya se presentan con complicaciones por las bajas de los hermanos Lamas, Josep y Eduard, por sanción y por lesión, respectivamente. Eso no quita la ilusión de un grupo reforzado por los integrantes del filial que tan bien está cumpliendo en la OK Plata. La Copa es el último reto, la última esperanza de una temporada que huele a fin de ciclo y que empezó con la consecución de la Supercopa de España pero en la que paulatinamente se han ido complicando las cosas con la eliminación en la fase de grupos en la competición continental y la escapada del Barça en la OK Liga, ya a siete puntos.

El Barça, vigente campeón, es el principal favorito. Porque es el vigente campeón, porque es la mejor y más larga plantilla. El que más puede dosificar las fuerzas en tres días seguidos de competición. Pero en el deporte no todo es dos más dos. Por eso es deporte y no matemáticas. Y si hay una competición que se da a las sorpresas esa es la Copa del Rey. Quizás el Liceo no llegue en su mejor momento, pero para nada hay que descartarlo.

Por más que su camino sea de espinas. Para empezar, hoy el Igualada, un equipo muy duro. Los últimos enfrentamientos entre ambos han sido ajustados. Los verdiblancos tienen que saber sufrir y llevan un mes y medio de entrenamiento para eso. Hay que minimizar los errores, encomendarse a Malián y esperar que en ataque Di Benedetto y David Torres tengan su día. E intentar no quemar todas las energías y reservarlas para unas hipotéticas semifinales del sábado en las que su rival saldrá del enfrentamiento de las 21.15 horas de hoy entre el Reus anfitrión y el Lleida. La final, el domingo. El conjunto coruñés rompió el curso pasado el maleficio de las semifinales, que no había superado en 14 años. Pero el título se sigue resistiendo desde hace 15.