El idilio que vive el gallego Indalecio Luis Viñas Camba con las pruebas de larga distancia no puede entenderse sin dos sucesos que le cambiaron la vida hace siete años. Este deportista pontevedrés, de 48 años, sufrió en un lapso de siete meses dos muertes súbitas y una delicada operación que, lejos de apartarle del deporte, le adentraron en el apasionante mundo de los Ironman -pruebas de triatlón de 3,86 kilómetros de natación, 180 de ciclismo y 42,2 de carrera a pie- y los maratones, como el que disputará en Eivissa por primera vez el próximo sábado 6 de abril en el Ibiza Marathon.

Viñas relata al detalle el primero de sus encuentros con lo que en un primer momento parecía un infarto, el 6 de febrero de 2012. "Había entrenado y al acabar me acosté. Sobre las dos de la madrugada mi mujer se da cuenta de que estoy muy rígido y frío y cree que estoy en parada cardíaca. El primer diagnóstico fue infarto de miocardio con parada. Consiguieron sacarme adelante y el cardiólogo me dijo que podía hacer vida normal y deporte, pero sin pasarme de pulsaciones", recuerda el atleta pontevedrés, que continuó realizando triatlón con normalidad.

Segunda complicación

Hasta que en septiembre, también de madrugada, soportó una segunda complicación cardiaca, ahora más virulenta, tras un día de entrenamiento intenso. "Esta vez pasé una semana en la UCI, entubado, bajándome la temperatura del cuerpo por el sangrado, porque si no me iba. No sabíamos qué pasaba y me empezaron a analizar. Descubrieron que tenía una enfermedad genética de vías obstruidas", explica Viñas.

Descartaron entonces que su primera dolencia fuese un infarto de miocardio y en octubre fue sometido a un bypass coronario. "Me dicen que en el corazón no tengo absolutamente nada, pero que se para porque no tengo riego por la obstrucción de las arterias. Como hago mucho deporte y tengo la pulsación alta el riego es más fuerte y por eso las paradas me dan de noche", añade.

El deportista del club gallego Cctpoio admite que al principio se asustó "mucho", sobre todo la segunda vez. "Después de la operación a corazón abierto, en la que te abren el esternón, le dije al cardiólogo ¿Qué carallo pasa? ¿Qué puedo hacer y qué no puedo hacer? Porque no quiero más sustos. Me dice que no conoce a nadie que haya tenido dos muertes súbitas de madrugada, que no sabe por qué no tengo ninguna secuela, y que no sabe si me faltó oxígeno", relata Viñas, a quien tuvieron que reanimarlo durante 20 minutos en ambas ocasiones.

"Tenía quemaduras por todo el pecho, me pusieron inyecciones directas al corazón... El cardiólogo me explicó que tendría que tomar medicación de por vida para prevenir el colesterol y tener la sangre más líquida. Con eso puedes hacer vida normal y tu propio cuerpo te dirá si puedes correr más", le indicó el doctor al deportista pontevedrés.

La solución que se propuso a sí mismo Inda, como le conocen sus amigos, para seguir practicando su pasión resulta inverosímil para el común de los mortales: pasar a las competiciones de larga distancia. "Antes hacía triatlón esprint, en el que estás una hora muy intensa con las pulsaciones a 170. En el Iroman puedes estar 10 horas pero como máximo a 160 pulsaciones. El entrenamiento es mucho más light y entre la enfermedad y mi edad, me encaja mucho mejor", apunta este intrépido atleta pontevedrés al que le han prohibido el tabaco -aunque ya no fumaba- y le aconsejan que controle la sal.

Indalecio Viñas admite que conoció "muy tarde" el deporte, con el que contactó a los 40 años, pero asegura que es "lo mejor" que le ha pasado en la vida. "Por la edad no pienso en ganar. Compito contra mí mismo porque lo importante es llegar a la meta, aunque sea el último. Ahora se está empezando a demostrar que para todas las enfermedades es importantísimo moverse", reflexiona el veterano triatleta gallego.