El portugués Cristiano Ronaldo firmó un demoledor triplete para doblegar por 3-0 y fulminar al Atlético, irreconocible, superado y sometido de principio a fin por el Juventus, en un batacazo indudable del equipo rojiblanco en la Liga de Campeones después del 2-0 de la ida.

Dos cabezazos y un penalti, transformado en el minuto 86, castigaron la pasividad de un Atlético que salió a defenderse y que terminó quemándose ante el hambre, el carácter y las insaciables ganas de gloria de Cristiano.

La ilusión de la ida se convirtió en pesadilla para el Atlético, que tuvo que despedirse en octavos de la Liga de Campeones y decir adiós a la posibilidad de jugar la final en su estadio, el Wanda Metropolitano.

En un ambiente eléctrico, con 40.000 aficionados, el conjunto de Allegri saltó al campo decidido a conseguir una hazaña.

El primer aviso tardó menos de 4 minutos en llegar, con un gol correctamente anulado a Giorgio Chiellini por una falta de Cristiano al meta esloveno Jan Oblak. Era el partido que el Atlético preveía, pero el ímpetu del cuadro turinés puso contra las cuerdas a los hombres de Simeone.

La presión del Juventus se hacía cada vez fuerte y la resistencia rojiblanca se acabó en el 27.

Bernardeschi centró desde su banda izquierda y Cristiano no dio opción a Juanfran, adaptado en el lateral izquierdo, cabeceó con contundencia y fulminó a Oblak. Era el gol que necesitaba el Juventus para coger confianza, la chispa que encendería aún más sus ganas de gloria.

La reanudación empezó de la peor manera para los hombres de Simeone. En el 48, otro centro, esta vez de Cancelo, fue cabeceado sin piedad por Cristiano. Oblak paró el disparo, pero cuando el balón ya había superado la línea de meta. El reloj del colegiado indicó la diana y el Stadium estalló por segunda vez.

Simeone intentó cambiar la dinámica. Dio paso al argentino Ángel Correa, que cometería el penalti que culminaría la remontada de los italianos.