Leo Messi resolvió el derbi para el Barcelona en los últimos veinte minutos, ante un Espanyol que aguantó el tipo durante buena parte del choque, pero que fue incapaz de acercarse con peligro a la meta defendida por Ter Stegen.

Rubi ya advirtió en la víspera de que tenía un plan para ganar en el Camp Nou y sorprendió alineando una defensa con tres centrales, optando por regalar las bandas al conjunto azulgrana para cerrar los pasillos interiores.

La apuesta le salió bien durante muchos minutos, pues al Barça, pese a dominar con claridad, le costó generar ocasiones. Salvo en esas jugadas aisladas, el Espanyol no sufría atrás, pero todo lo que le sobraba en la contención le faltaba para fabricar fútbol.

El partido llegaba a la hora y era el momento de agitar los onces. Valverde sacaba a Malcom y Sergi Roberto, por Arthur y Semedo, y Rubi, a Wu Lei y Sergio García, por Borja y Melendo. Pero los cambios no variaron mucho el guión.

Hasta que marcó Messi. Fue en un magistral lanzamiento de falta, ejecutado con una vaselina sutil y que contó con la colaboración de Víctor Sánchez, quien cabeceó el disparo del argentino en la línea de gol, desviando la trayectoria y despistando al meta del conjunto blanquiazul.

El Espanyol se estiró entonces en busca del empate, pero le faltó contundencia y precisión para si quiera tener alguna opción. Entonces volvió a aparecer Messi, a un minuto del final, para sentenciar a la contra tras una asistencia de Malcom.