Carmen Gómez no sabría vivir sin deporte. Empezó cuando era pequeña. "Cuando estaba interna en los colegios de la ONCE, tanto en Sevilla como en Pontevedra, teníamos muchas horas de educación física y la mayor parte de las veces era correr, aunque también nos subían al potro, a la barra...", recuerda. Fueron sus primeros contactos, aunque después de abandonar la etapa estudiantil, ponerse a trabajar y casarse, dejó por completo esta actividad. "La tuve unos años abandonada", reconoce. Todo cambió cuando desde la propia ONCE le animaron a probar en la modalidad ciclista de tándem. "Al principio solo fue para perder kilos, porque estaba bastante gorda. Pero después ya me fue gustando e incluso me metí en competiciones", continúa.

Una vez que el deporte volvió a su vida fue para no marcharse. Empezó en carreras de montaña, probó la vela adaptada. Y entonces también su cruzó en su camino el Club Atletismo Sada. "La conocimos en las pruebas de montaña", recuerda Felipe, "y le dijimos que viniera al club porque le podíamos proporcionar unos guías a su medida por un convenio que tenemos con la ONCE y con un proyecto financiado por La Caixa. Y aquí estamos", concluye.