El Atlético ganó cuando se lo propuso al Valencia, con ambición, solvencia y respuesta en cada una de las dos igualadas de su adversario y con el gol definitivo de Ángel Correa; un giro y un tiro imparables ya para su rival y para aplazar al menos tres días el alirón del Barcelona en esta Liga.

Un triunfo que pareció del conjunto rojiblanco dos veces, primero con el veloz 1-0 de Morata, nivelado por Gameiro, y después con el rotundo 2-1 de Griezmann, empatado de penalti por Parejo, pero que no lo fue hasta la irrupción del atacante argentino, capaz de rebelarse en el momento más inesperado para agarrar los tres puntos con total convicción.

Tan cierto es que el fútbol hoy es esencialmente un juego de errores como que necesita determinación y destreza para aprovechar cada uno, como lo hizo el Atlético en cada uno de los tres goles con los que doblegó a un Valencia imprevisible, capaz de nivelar dos marcadores adversos.

Marcópronto el Atlético, igualó el Valencia, y se puso por delante con un segundo tanto, pero aún no fue el de la victoria, ya que concedió un penalti, una mano de Saúl que confirmó el VAR. La transformó Parejo en el 2-2 en el minuto 77. Insuficiente para repeler la ambición del Atlético. Cuatro después, Correa devolvió el partido al final más previsible.