El Barcelona puso un pie en la final de la Liga de Campeones gracias a un doblete de Messi y otro tanto de Luis Suárez (3-0) que escondieron un discreto partido de los azulgrana ante el Liverpool, que mereció llevar la eliminatoria más abierta a Anfield.

Valverde sacrificó el juego posicional sentando a Arthur e igualó el despliegue físico del rival poniendo a Arturo Vidal. Y el Barça propuso a los reds un partido de ida y vuelta que a punto estuvo de costarle caro en el arranque. Pero al final, logró oro puro de un duelo que se le complicó.

El Liverpool, mucho más acostumbrado al intercambio de golpes, fue a buscar muy arriba a los azulgrana, incapaces de poner pausa al choque, acumulando pérdida tras pérdida y empezando a sentir el agobio del equipo de Klopp. Pero Messi se pone delante y los demás le siguen. El argentino acabó con el desconcertante inicio bajando a recibir al centro del campo para evitar que el equipo se partiera en dos.

Dos fogonazos del 10 pasado el cuarto de hora acabaron con sendos remates de Coutinho. El Liverpool, que había perdido a Keïta por lesión, mediada la primer mitad, seguía apretando pero no llegaba con claridad.

Y entonces, apareció Jordi Alba, en una de sus internadas por la izquierda, para poner un centro en el área pequeña. Luis Suárez se tiró con todo y cazó el remate para enviarlo al fondo de la red. A los 26 minutos el Barça ya mandaba y en una primera parte loca empezó a sentirse con confianza.

Salió el Liverpool a por el empate tras la reanudación y casi lo consigue en sus dos primeras aproximaciones. En ambas, Ter Stegen desvió a córner los remates de Milner y Salah. Eran los peores momentos del conjunto local y Valverde decidió cambiar a Coutinho por Semedo, adelantar a Sergi Roberto y pasar a un 4-4-2 para ganar equilibrio y posesión.

El fútbol no siempre es justo y los locales se encontraron con el segundo en la primera llegada clara de la segunda parte. Una rápida transición que acabó con un remate al larguero de Suárez, cuyo rechace lo empujó Messi a portería vacía. Y acto seguido, el astro argentino la reventó a la escuadra en un lanzamiento de falta para hacer el tercero, enloquecer al Camp Nou y sumar su tanto 600 como azulgrana.