"Fue como un sueño hecho realidad", resume Dani Menéndez sobre su debut con el Deportivo Liceo en Lloret de Mar. El portero del filial tuvo que subir al primer equipo para suplir las bajas de sus compañeros Xavi Malián, ausente por motivos personales, y Martín Rodríguez, que fue operado del hombro y se perderá lo que resta de temporada. El asturiano ya estaba asombrando por sus grandes actuaciones en OK Plata y dar el salto de categoría no le puso nervioso. Cumplió con creces y solo recibió un gol, que además no fue decisivo en el resultado -el conjunto coruñés se impuso por 1-7-. Y, de paso, hizo historia como primer portero zurdo en defender las redes verdiblancas.

"Eso me han dicho", comenta entre risas, "en el autobús los compañeros me hacían esa broma". Para el meta, de 22 años y que hace tres hizo las maletas sin pensárselo para dejar su Oviedo natal y fichar por el Liceo -"y no me arrepiento de nada porque mis mejores años de hockey han sido aquí"-, su condición de zurdo es una de sus principales armas. Porque los jugadores tienen que hacer lo contrario que cuando se enfrentan a un diestro, que es lo normal. Y si se les olvida, ya han perdido el reto contra el portero. "Me pasa mucho en los entrenamientos. Si se olvidan de que soy zurdo, les robo la bola fácil. Cambia mucho la manera de atacar. Para mí creo que es una ventaja", analiza. Aunque a nivel de material siempre haya tenido que buscarse la vida, porque todo está diseñado para los diestros.

No es su único punto fuerte. Pese a no ser demasiado corpulento, suple la carencia de centímetros con unos grandes reflejos. Y es muy trabajador. De lo contrario, no se explicaría el hecho de que sea uno de los porteros menos goleados de OK Plata. Una seguridad que también demostró el pasado sábado en Lloret de Mar. "Me salió un buen partido. Mis compañeros y cuerpo técnico me ayudaron mucho, dándome indicaciones en todo momento", recuerda. No se puso nervioso: "Salí seguro. Me dijeron que si lo hacía como en los entrenamientos, todo iba a ir bien. Y así fue".

También con el filial estaba haciendo una gran temporada. De hecho, el conjunto verdiblanco fue la sorpresa de la primera vuelta, en la que se metió en la Copa Princesa, reservada para los cuatro primeros, por méritos propios y no por ser el anfitrión. Llegaron a la final, que perdieron en los penaltis contra el PalafrugellPalafrugell. "Nadie contaba con nosotros, pero yo creo que lo hemos hecho tan bien porque el nivel del hockey gallego es muy alto. Por falta de presupuesto no hay más equipos en OK Plata, pero en cuanto uno lo consigue, destaca", reflexiona.

La segunda vuelta les está costando más. De rebote, sufrieron la plaga de lesiones del primer equipo. La mayoría de los jugadores del filial tuvieron que subir para contribuir con los mayores. Algunos, como Martín Payero y Fabrizio Ciocale, para no volver. En algunos partidos, de hecho, se presentaron prácticamente con lo justo para jugar. "Desde el primer día teníamos claro que iba a pasar esto", dice. ¿Hasta dónde podrían haber llegado? "Esa duda siempre está ahí. No pudo ser, pero estamos contentos".

El último en pasarse al primer equipo es el propio Dani Menéndez. Y parece que ya será hasta final de una temporada en la que los verdiblancos lucharán por el subcampeonato liguero. El asturiano depende de Malián. "Estoy al lado del mejor portero del mundo así que no hay muchas oportunidades para salir y demostrar que yo también puedo", opina. "Estaría bien debutar el sábado -por mañana- en Riazor contra el Lleida, que viene de ganar la CERS". Y, de paso, ganarse con sus actuaciones en la portería una continuidad en el Liceo que reconoce que todavía es una "incertidumbre".