"Las despedidas siempre son duras", entonaba Roberto Cibeira, presidente del Básquet Coruña. Habían pasado más de veinte minutos desde que comenzara en el Palacio de los Deportes de Riazor la rueda de prensa convocada por el club y parecía que quería postergar lo inevitable. Después de que tanto él como el entrenador Gustavo Aranzana hiciesen una valoración global de la temporada del Leyma, no quedaban más rodeos posibles. Había que ir directos al grano aunque al máximo mandatario se le viese incómodo con la situación: "Se acaba el contrato de Gustavo y ya le hemos dicho que para el año no le vamos a ofrecer uno nuevo". No pillaba por sorpresa porque como ya antes habían desgranado, fue un curso con mucho desgaste para todos. A pesar de todo, el técnico vallisoletano, al que se le quebraba la voz por momentos, se sentía con fuerzas para seguir. "Siempre las he tenido. Creo que igual que no te dan explicaciones cuando te fichan, tampoco tienen que dártelas cuando no te renuevan. Aunque no lo entiendas", dijo no sin dar las gracias a todos los estamentos de un club del que valoró que "lo mejor esta por llegar".

Se acaba así un ciclo de dos temporadas de Gustavo Aranzana en el banquillo naranja. Llegó en el curso 2017-18 con la difícil misión de ser el sucesor de un Tito Díaz que había dejado huella. No fueron años sencillos para el vallisoletano, aunque con distinto final en cada uno de ellos. Ninguno de los dos comenzó bien, con resultados por debajo de lo esperado. Pero si bien el primero logró remontar para acabar en play off, en el que además puso contra las cuerdas al Manresa que después ascendería, en este las circunstancias nunca le permitieron remontar el vuelo y el equipo quedó fuera de los puestos que dan derecho a luchar por el ascenso a la ACB. "En las once temporadas en LEB Oro del club, Aranzana es el segundo con más porcentaje de victorias. Su desempeño ha sido notable", destacó Cibeira, que entre los malos recuerdos señaló la racha de nueve derrotas seguidas en la primera vuelta y entre los buenos, el play off contra Manresa. Al técnico le puso una matrícula de honor tanto como profesional como en su faceta personal. "Hemos trabajado muy bien con él y con buena comunicación", señaló y desveló que la noticia se la dieron hace tres semanas. "Con el objetivo cumplido y sabiendo que no seguía, logró que el equipo terminara con tres victorias. Eso solo habla de su profesionalidad de diez", apuntó.

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El Leyma agota el ciclo de Gustavo Aranzana

"La toma de decisiones es así", intentó restar importancia Aranzana, "esto es un juego y a veces salen las cosas mejor o peor". El entrenador, eso sí, dejó claro que su deseo era continuar, como lo siempre pese a los baches de la temporada. "Cuando perdimos en Granada, pensaba que era mi último partido. Esa noche, con Charlie, Román y Gus, fue dura.. El partido contra el Canoe era una final. Para pelear, para ilusionar y para Gustavo. Yo tenía muchísima fuerza y estaba convencido de que íbamos a salir adelante y así fue. Siempre me he sentido bien y con fuerza porque el equipo siempre ha estado conmigo" , dijo y dio las gracias a todos los que le han acompañado estos dos años, "directiva, jugadores, cuerpo técnico, trabajadores del club y del pabellón y la afición". "Entre todos, a mí se me ha hecho muy fácil. Ha sido maravilloso y he sido muy feliz", añadió.

Un año difícil y competitivo

Sencillo pese a las complicaciones de un año que le ha hecho perder horas de sueño. "Teníamos una buena plantilla", reconoce. Pero no había ni una semana tranquila. Se lesionó Zach Monaghan, llamado a ser su estrella, la rodilla de Quinton Stephens no acabó de funcionar, Carlos Martínez pasó por quirófano, Braxton Ogbueze y Pablo Ferreiro estuvieron de baja a intervalos, Larry Abia recuperándose de una grave operación y para colmo, el cinco por el que apostaron, Jonathan Araujo, nunca se llegó a aclimatar y acabó abandonando el barco antes de tiempo. El club tuvo que salir a fichar. Llegaron Andrés Miso, Jeff Xavier, Víctor Serrano y Adjehi Baru. "Una coctelera. Hicimos cuatro pretemporadas en un mismo año", analiza Aranzana, que da valor a las 14 victorias por haber sido una de las ligas más competitivas y también por el crecimiento de sus propios jugadores.

También Roberto Cibeira valoró que se trató de la "liga más potente" de los últimos años, lo que achacó a que la ACB ya es una posibilidad real debido a que se han rebajado los requisitos para ascender. La exigencia incrementó y el rendimiento del Leyma, en cambio, fue a "altibajos". "Acabamos con 14 victorias, cinco por encima del descenso y cinco por debajo del play off, en tierra de nadie", opinó y se mostró crítico con el rendimiento en casa y en el de aquellos partidos como Granada, Prat o Ourense en los que equipo se descompuso. "Estábamos mal acostumbrados porque otros años se rindió por encima de nuestras posibilidades". No pasó este en el que solo "Valladolid y Huesca", con presupuestos inferiores al Leyma, quedaron por delante. El resto son superiores. "La clasificación casi responde al potencial económico de cada club",concluyó.