El Tottenham Hotspur se clasificó para su primera final de la Liga de Campeones gracias a su victoria ante el Ajax en Amsterdam y con un gol de Lucas Moura nada más cumplirse el minuto 96, tanto con el que el brasileño culminó un hat-trick que eliminó a un rival que pagó muy caro su bisoñez en el partido de vuelta de un cruce que tenía favorable por el 0-1 de la ida y en el que además había cobrado una ventaja de dos goles.

El descaro del equipo de Ámsterdam fue ahora su propia perdición. Los Spurs remataron la faena, como ya habían hecho en cuartos para dejar en la cuneta al Manchester City, y marcaron in extremis el gol del triunfo para voltear la situación y citarse con el Liverpool en la final por el título que tendrá lugar en Madrid el sábado 1 de junio.

Y eso que la batalla comenzó torcida para los pupilos de Mauricio Pochettino, encajando un tempranero gol de cabeza de De Ligt a la salida de un córner.

Lloris, guardameta francés del Tottenham, había desbaratado antes la primera de las muchas ocasiones del Ajax en el primer tiempo. Respondió de inmediato el surcoreano Son Heung-Min, merced a un centro-chut desde la banda izquierda y que golpeó en la cepa del poste.

Hakim Ziyech parecía dejar todo visto para sentencia al culminar un raudo contragolpe. Con dos dianas de renta más el gol de ventaja de la ida en Londres, el Ajax acariciaba el billete para en Madrid el próximo 1 de junio.

Sin embargo, Pochettino decidió mover su banquillo en busca de un revulsivo; y ese acicate tenía por nombre el de Fernando Llorente. No es que el delantero español tuviera muchas oportunidades de hacer gol, pero su sola presencia desconcertó a un Ajax pasado de revoluciones y con resquicios en defensa.

Por ahí se coló dos veces seguidas Lucas Moura par hacer dos tantos en un santiamén, aunque en dos lances de distinto calado. El primero durante un contraataque que sobrellevó Dele Alli, pero que el goleador aprovechó para robarle la pelota y adentrarse en el área de Onana, que nada pudo hacer ante el disparo raso y cruzado.

A renglón seguido, sí que el arquero local fue ángel y demonio en la misma jugada. Hizo un paradón a bocajarro a Llorente pero no atrapó el balón; del barullo se benefició Moura, que agarró el rechace y puso el 2-2.

En el tiempo añadido, un balón largo para Llorente, toca con la rodilla el esférico, que acaba en los pies de Dele Alli para filtrar un pase al actor principal de la noche. Moura anduvo rápido y conectó otro zurdazo, que rozó la bota de De Ligt y que se alojó en el fondo de la portería ajacied, destrozando el sueño local.