El Viaxes Amarelle ya no tiene margen de error. A expensas de lo que suceda hoy en el Zaragoza-Leganés para cuantificar los daños, la derrota de ayer frente al Móstoles en un partido en el que le condenó su falta de acierto deja a al conjunto coruñés muy tocado en sus esperanzas de permanencia en Primera División. Con 19 puntos (Zaragoza tiene 21 y Leganés, 23) están obligadas ahora a ganar los dos partidos que les quedan, contra Guadalcacín y el Roldán, y esperar los fallos de los rivales. Difícil, pero no imposible. Por eso el conjunto que dirige Jorge Basanta no se piensa rendir hasta que las matemáticas digan lo contrario.

Como hizo ayer en el partido contra el Móstoles. Igualó en dos ocasiones los tantos madrileños, pero ya no pudo con el tercero. Y no fue por falta de ocasiones. Fueron casi todas suyas, pero perdonó mientras que el contrario mostró una efectividad casi del cien por cien. El primer gol llegó de las botas de Rocío con un disparo de siete metros. El empate, con un balón largo de la portera Carmen que se coló en la escuadra rival, resultado con el que se llegó al descanso.

A los 30 segundos de la reanudación se volvió a adelantar el Móstoles con un disparo ajustado al palo de Inma. El Amarelle buscó entonces un empate que se le resistió hasta una gran jugada entre María Gómez y Martita. Cuando más volcadas estaban las coruñesas, una contra finalizada por Patri Chamarro fue la sentencia.