Conchita Martínez disputó en 2000 la final de Roland Garros, el segundo Grand Slam de la temporada que comienza este próximo domingo. En esta edición, la jugadora que ella entrena, la checa Karolina Pliskova, aterriza en París con el título de Roma bajo el brazo. Animada por esta victoria, y porque su pupila figura segunda en las dos listas mundiales, la de la WTA y la carrera a Shenzhen (Masters), Conchita confía en las posibilidades de Pliskova, pero es consciente de que en el circuito femenino "todo está más abierto que en el masculino, donde Rafael Nadal y Novak Djokovic están un puntito por encima de los demás".

Después de su éxito en Roma, Pliskova figura como segunda en la carrera a Shenzen y por lógica es una de las favoritas en Roland Garros. ¿Una presión añadida?

Está la dos en ambas clasificaciones y eso significa que todo el trabajo duro esta dando sus resultados. Lo de Roma ha sido un poco sorpresa porque no llegaba en las mejores condiciones después de problemas físicos que tuvo a partir de Miami. Pero en Roma ha recuperado sensaciones y ahora lo que hay que hacer es disfrutar de París, del momento y de la confianza adquirida. Las presiones hay que dejarlas fuera. Hay que intentar jugar de la manera que ha jugado en Roma, luciendo un tenis muy positivo. Si juega sin presión es una gran jugadora capaz de ganar a cualquiera.

Recientemente Pliskova ha dicho que ahora es más paciente. ¿Qué parte de culpa tiene Conchita en eso?

Intento asesorarla de la mejor manera posible. A mí como jugadora me gustaba trabajar el punto. Y ella se encuentra ahora en un punto medio, porque no es ni la más pegadora ni la mas defensiva del circuito. Hay que encontrar un equilibrio y construir el punto de una forma agresiva, pero sin precipitarse demasiado, con margen, y eso a las jugadoras les cuesta entenderlo.

¿Quiénes son las favoritas?

Es complicado elegir a una jugadora. En el cuadro masculino lo ves más claro. En el femenino, siendo al mejor de tres sets está muy abierto. Halep es una buena baza, porque es una jugadora de tierra batida que sí puede encontrar su juego más agresivo y su paciencia hace mucho daño.

Seis años después de su triunfo en Wimbledon, usted fue finalista en París en 2000. ¿Qué recuerda de aquella final contra Mary Pierce?

Tristemente me acuerdo. Son sensaciones que a lo largo del tiempo te vienen y lo que recuerdo es que no di todo lo que podía haber dado de mí misma en aquella final. Siento un poco de tristeza de no haber podido reaccionar antes. Pero luego, con el tiempo, sientes alegría, porque para perder una final tienes que llegar allí, y luego hay que seguir creciendo como tenista. Fue un resultado muy importante, pero me hubiera gustado hacerlo mejor.

En el cuadro masculino, ¿qué va a suceder? ¿Puede haber sorpresa?

No me atrevo a decir quién puede ganar a Rafa Nadal a cinco sets, solo quizás Djokovic. Hay grandísimos jugadores y lo estamos viendo durante la temporada. Y hay jóvenes también como el canadiense Auger-Aliassime. Pero en un Grand Slam, al mejor de cinco sets y en tierra batida, va a ser muy complicado que haya sorpresa. Zverev ha tenido momentos complicados para desarrollar su mejor tenis. Thiem en algunos torneos lo ha hecho bien. También hay jugadores jóvenes apretando fuerte, pero al mejor de cinco hay pocas sorpresas. A Rafa y a Djokovic los veo un puntito por encima de los demás. Y, por supuesto Federer, pero también con la edad te cuesta recuperarte más. Roger [Federer] puede llegar lejos, pero para ganar siete partidos en dos semanas yo apostaría más por Rafa y por Djokovic.

Ganar en Roma debe haber ha sido una gran inyección de moral para Nadal. ¿Cree que llega en el momento justo a Rolanfd Garros?

Poco a poco ha ido haciendo una progresión y él lo estaba esperando. En Roma ha jugado de una forma contundente. El problema es que siempre le pedimos que gane los torneos, pero tiene una gran fe en si mismo. En el gimnasio en Roma me le encontré y le dije "me gusta mucho tu indumentaria", "a mí también", me respondió, "¡pero no gano un torneo¡" me dijo, y me comentó que en París no jugaría con la misma (risas).