Anair Lomba (A Guarda, 1989) pasa estos días en casa para cargar pilas y meditar sobre su futuro. Uno de sus posibles destinos podría ser el Deportivo Abanca, que se estrenará la temporada 19-20 en la Liga Iberdrola. Mientras deshoja la margarita y elige nuevo destino, ejerció en Abegondo como embajadora de la recién creada Liga Promises Femenina, un proyecto que considera necesario y que le llena de orgullo representar. No quiso perderse ni un solo partido y se confiesa impresionada con el nivel que ha visto entre las futuras estrellas del fútbol femenino.

Se encuentra ya en Galicia, disfrutando de las vacaciones, ¿cómo afronta el futuro después de que el Valencia CF Femenino anunciara que no renovaría?

Es la primera vez que me he tomado un verano de desconexión, de pensar en mí y de no pensar tanto en fútbol, en la temporada que viene. Sí que es verdad que, lógicamente, no puedo dejar de pensar en ello del todo, porque los clubes te llaman, tienes que tomar una decisión, pero la verdad es que estoy intentando dejar esto un poco a un lado. Mis últimos años han sido un poco complicados por temas de lesiones y eso, de cabeza, te merma muchísimo, así que estoy intentando recobrar todas esas ganas e ilusión que creo que me están faltando.

¿Baraja ya alguna oferta?

Sí. Tengo que estar muy agradecida de que sigan contando conmigo después de mi historial. Así que ofertas hay, lo que no hay es una decisión.

¿Nunca se ha planteado explorar otras ligas, fuera de España?

Soy muy de estar en casa, me cuesta mucho salir de mi zona de confort. Yo aquí en A Guarda recargo pilas, soy muy feliz, y si me cuesta irme a Barcelona o Valencia, no quiero ni pensar lo que me costaría irme fuera de España. Además, creo que el nivel de fútbol que hay ahora aquí es muy bueno y no hay que irse mientras tengas la opción de jugar aquí.

¿Le sorprendió no seguir en Valencia?

La verdad es que no porque estuve allí dos temporadas y la primera creo que fue muy buena, pero la segunda me la pasé casi en blanco. Regresé cuando quedaban un par de meses de competición y la verdad es que después de todo mi historial me imaginaba que iba a ser el final.

¿Qué balance hace de su etapa en el club ché?

Yo llegué a Valencia y no sabía qué me iba a encontrar y me encontré un club profesional, que ponía todos los medios a mi alcance para que yo fuera profesional. Es el primer club en el que consigo entrenar por la mañana y que mi trabajo sea realmente el fútbol. Es la primera vez que vivo algo así y la verdad es que estoy muy agradecida de haber tenido la oportunidad de saber cómo es el fútbol profesional.

Usted se fue a Barcelona siendo niña aún, con 13 años. ¿No siente ya las ganas de volver a casa?

Me encantaría volver a casa, pero me gustaría hacerlo de otra manera. Me gustaría volver cuando ya sienta que no me queda nada más por hacer porque en casa, por desgracia, no puedo hacerlo. El nivel del equipo de aquí creo que no es el que me toca vivir de momento. Lógicamente aquí está mi gente y seré muy feliz volviendo, pero no sé si ha llegado el momento todavía.

En el Celta no podrá ser. Siempre ha sido muy crítica con la postura del club celeste de no poner en marcha un equipo femenino.

Exacto. Al final nos hemos quedado todos con la miel en los labios. Me da un poco de rabia, incluso vergüenza, que ahora que el Madrid también ha dicho que va a tener equipo femenino, el Celta sea uno de los pocos que no va a apostar por ello. Además, cuando todos sabemos que en Vigo otra cosa no, pero campos de fútbol hay unos cuantos.

Sirva como ejemplo el del Deportivo.

Han hecho una apuesta firme por el fútbol femenino y solo hay que ver dónde están ahora, tres años después. Al final, cuando apuestas por algo todo tiene recompensa. El Dépor la tuvo porque fue valiente y me gustaría que el Celta fuera valiente también.

¿Qué le diría a una niña que le dijera que un día quiere llegar a ser como usted?

Que trabaje, porque yo he trabajado mucho. Les diría que habrá momentos buenos y malos. A la edad que tienen ellas ahora me tuve que ir de casa para jugar. Ellas ahora tienen la suerte de poder seguir haciéndolo en su casa, en su club, y rodeadas de otras niñas. Así que les diría que lo disfruten, pero que no dejen de trabajar ni se conformen con nada de lo que tienen porque debemos seguir creciendo.

Usted nunca se conformó, ni cuando su rodilla decía basta.

Superar una lesión no es fácil. Yo siempre he pensado que tenía que volver y mostrar una versión mejor de mí misma.