La selección española de baloncesto venció ayer por 71-66 a la anfitriona Serbia para llegar a la final del Campeonato de Europa, donde se medirá esta noche (20.30 horas/La1) con Francia en busca de defender el oro de hace dos años. Las de Lucas Mondelo aseguraron una medalla más, la séptima seguida con el técnico catalán, a un ciclo que no perdona un podio desde 2013. España entró con todo en el Belgrado Arena y dominó siempre por delante hasta los últimos cinco minutos, donde supieron sufrir hasta silenciar el pabellón local.

La era Mondelo es garantía de podio. En Belgrado, el baloncesto femenino español aseguró uno más y lo hizo en territorio hostil, ante un juego al límite que permitieron las árbitras. España no descuidó nunca la defensa y comenzó lanzada para impedir la motivación rival. A la carrera, con acierto en el triple de Marta Domínguez y una racha tremenda de Silvia Domínguez, la vigente campeona puso un 21-11 en el primer cuarto. La única mala noticia eran las dos faltas de Astour Ndour, demasiado pronto.

Sin embargo, a remolque, a Serbia no le fue bien. España perdió algo de acierto en el segundo cuarto, pero no dejó de defender, con Petrovic anulada (22-15). Anna Cruz fue el revulsivo en el segundo cuarto, de más pelea que acierto para dejar un duelo aún abierto de cara al segundo tiempo (37-30). Ahí Mondelo devolvió a la pista a Ndour, ideal para la guerrilla física que se avecinaba, al igual que Laura Nicholls (10 puntos y 10 rebotes).

Sufrimiento

Stankovic tiró de las locales y España aguantó pese a ver a las serbias a dos canastas. Así transcurrió el tercer y último cuarto, un toma y daca que prometía un desenlace apretado. Sin triples, Serbia encontró en Brooks a una de sus estrellas enchufadas, quien dejó la renta en tres puntos a cinco minutos del final (62-59).

En ese momento llegó también el primer triple serbio, para dar la vuelta al marcador (62-64), por encima por primera vez desde los primeros segundos, por culpa de un parcial de 4-14. España supo sufrir, aguantar el empuje de la grada y la subida de tono del partido, que provocó las pérdidas de la campeona, mientras el aro escupía los intentos de ambos equipos. Las de Mondelo aseguraron el rebote y remataron la faena en los tiros libres, para volver a ser la bestia negra de Serbia y pensar ya en un nuevo oro. Un metal seguro que añadir al de hace dos años en la República Checa, la plata olímpica en Río de Janeiro (2016), una plata y bronce en Mundiales (2014 y 18) y otro oro y un bronce en Europeos (2013 y 15).