Épernay, la capital del champán, entre viñedos y célebres bodegas, fue el escenario ayer de una portentosa exhibición del francés Julian Alaphilippe (Deceuninck Quick Step), quien sorprendió con un ataque en los últimos 16 kilómetros que le permitió ganar la tercera etapa y enfundarse el maillot amarillo.

Un ataque letal, marca de la casa de un guerrillero del pelotón, de 27 años, doble ganador de la Flecha Valona, de la Milán-San Remo y la Strade Bianche, que decidió aprovechar un final propicio para levantar los brazos ante la reacción inútil de los favoritos.

Alaphilippe atacó en la cima de la Cota de Mutigny, alcanzó al belga Wellens que marchaba escapado y ya no le vieron la perilla hasta meta. Su latigazo dejó plantado al pelotón principal, que cruzó la meta a 26 segundos del francés, con Mathewws y Stuyvens al frente, y Van Avermaet, Sagan y Bernal entre ellos. Se produjo un pequeño corte y perdieron 5 segundos candidatos como Geraint Thomas, Nairo Quintana, Mikel Landa, Fuglsang y Bardet. No aguantó el líder Mike Teunissen, que pasó un calvario en las pequeñas pero explosivas cotas del menú del día.