Hace dos años, Marco Guiotto consiguió por primera vez mínima para acudir al Campeonato de España infantil. Fue en 400 estilos. La pasada campaña ya dio un salto de calidad y mejoró en más de diez segundos su mejor tiempo para ser cuarto entre los nacidos en el 2001. Para esta, ambicioso, el del Cub del Mar se fijó como objetivo batir el récord gallego absoluto pese a que todavía es júnior y a que tenía que darle otro bocado importante a su marca, esta vez de cuatro segundos. Cuando menos se lo esperaba, porque solo había acudido a coger sensaciones al Campeonato Gallego que se disputó el pasado fin de semana en Pontevedra, dio la campanada. Literalmente. Es una tradición. El nadador que rebaja un récord, tiene que tirar de la cuerda y hacer sonar la música. Ahora puede poner la guinda con una medalla en el Nacional júnior. Para eso queda un mes en el que todavía puede pulir detalles para seguir mejorando. Es su esencia. Mucho trabajo. Y muy perfeccionista. "Ya que vengo todos los días a nadar, lo que busco es aprovechar cada metro", desvela.

Precisamente recién salido de entrenar durante tres horas, repasa lo ocurrido el fin de semana. "Pensaba en ese récord, en batirlo esta temporada, pero no me esperaba hacerlo en esta competición y así de repente", reconoce. Pero era uno de esos días en los que todo sale bien. Ya el anterior había demostrado su estado de forma al lograr la mejor marca gallega de 18 años en 200 estilos. Y por la mañana, en las series, se había notado fuerte. Trazó su estrategia. "Tenía como referencia a Miguel „Martínez, del RCN Vigo„. Sabía que si llegaba un poco antes que él a mariposa y le aguantaba a espalda, podía estar ahí", recuerda. Salió a la perfección. "Me iba dando cuenta de que iba bien y escuchaba a mis compañeros animarme. Cuando toqué la pared, no sabía ni qué pensar. No me esperaba un tiempo tan bueno", relata. No solo había batido el récord. Lo había destrozado en dos segundos y en seis la mejor marca que él tenía desde hacía un año, cuando había sido cuarto en el Campeonato de España.

En la grada, la locura. "Sus compañeros llorando, él llorando, los entrenadores llorando...", apunta el que dirige sus pasos en la piscina, Pablo Barrós. Hacía más de 50 años que un nadador del Club del Mar no conseguía algo así, desde 1963 y de la mano de Aida Carballal, quizás más conocida por su pasado en el bádminton pero que también destacó en el agua. En la época moderna no se recuerda ninguno. Y sin embargo, no fue un camino fácil y ambos, nadador y entrenador, tuvieron que lidiar esta temporada con una delicada situación. el invierno había ido según lo previsto, pero en un entrenamiento Marco sufrió una subluxación en el hombro que minó su confianza. Incluso le empezó a coger miedo y manía a la que había sido su prueba estrella. "Es una relación de amor-odio", bromea Guiotto, de madre coruñesa y padre italiano.

Los 400 estilos son muy exigentes. Ocho largos, dos a cada estilo: mariposa, espalda, braza y crol. Para dominarla hay que ser un nadador muy completo. "Empecé siendo mariposista y lo que peor se me daba era braza. Eso cuando estaba en el Liceo. Después vine al Club del Mar y me pasé un año haciendo fondo y se me empezó a dar bien la braza. Así que con estas dos buenas bases, empecé a mejorar a espalda y conseguí poner ese estilo al nivel de los otros", analiza y da las gracias a sus compañeros: "Me enseñaron mucho porque uno no puede saberlo todo. Cada uno sabe una cosa que tú no, y cogiendo lo mejor de cada uno, puedes mejorar".

Entrenar en un club, y no en un centro de alto rendimiento, a veces tiene sus ventajas. "Muchos entrenadores se acercaron a felicitarme porque demostramos que es posible hacer esto", afirma Barrós, que aunque no se queja de las condiciones en el Club del Mar, tiene que ceder en que están en desventaja en algunos aspectos. "Aquí, por ejemplo, no es posible doblar sesiones", admite. Así que se impuso otra fórmula para el éxito: "No vamos a ser los que más entrenen, ni los más fuertes, ni los más altos... entonces vamos a ser los que mejor hagan las otras cosas".

"El miedo que tenemos ahora son las expectativas que nos podamos marcar todos. Tenemos que manejar esa presión", explica el entrenador Pablo Barrós, mirando fijamente a su pupilo, al que se dirige directamente: "Pero está claro que es la mejor temporada de tu historia y nadando al 90% de lo que lo hiciste en el Gallego, te llevarás lo que te mereces, la medalla nacional. Te has quedado muchas veces a las puertas, en el cuarto puesto, y este deporte es justo y te la va a dar. Tienes que estar tranquilo, saber que el trabajo está hecho y presión, cero". A Marco Guiotto lo que le apasiona es volar. A la espera de empezar su instrucción como piloto, lo hace sobre la piscina. Ya se ha puesto las alas. Si ánimos de aterrizar.