El golfista irlandés Shane Lowry se proclamó campeón ayer de la 148º edición del Abierto Británico, después de guardar su liderato en los pocos sustos de la última jornada para lograr el primer Grand Slam de su carrera, mientras que el español Jon Rahm volvió a lanzar su ataque sin suerte.

Lowry fue quien mejor lo hizo para desquitarse del US Open que se le escapó en 2016 y experimentar la mejor semana de su vida deportiva. Su 63 del sábado fue vitoreado como nunca, como si de una Ryder se tratara, cuando llegó al 18 disfrutando de lo que luego confesó como su mejor día en un campo de golf. A Lowry le quedaba rematar, con una renta de cuatro golpes sobre Fleetwood.

Lee Westwood y Rickie Fowler, dos de los habituales en la lucha aún sin estrenarse en los majors, comenzaron también como aspirantes. El irlandés no tardó en sujetar de nuevo el timón de un Royal Portrush que había comenzado con lluvia y mucho viento, en un desenlace sin mucha emoción.