Llega la hora cero para el Deportivo Liceo. Cinco semanas después de echar a rodar, el conjunto dirigido por Juan Copa se enfrenta a su primera competición oficial. Pero esta no es una temporada cualquiera. Es la del cambio. Un renovación tan profunda que si no fuera porque mantiene al técnico y a cuatro jugadores se podría hablar prácticamente de un arranque desde cero. No es un paso atrás, porque las aspiraciones seguirán siendo los mismas. Cambian los jugadores pero no los objetivos. Sigue aspirando a todo. Pero con los pies en la tierra. Mes y medio parece poco tiempo para engrasar las seis piezas nuevas y habrá que esperar más para ver la mejor versión que esa nueva plantilla puede dar, sin que eso sea una excusa para no competir hoy al cien por cien en Igualada en las semifinales de la Supercopa de España contra el Reus (Les Comes, 18.00).

El conjunto rojinegro llegará más rodado tras disputar la Liga Catalana. Y también con una plantilla que casi es la misma del año pasado, pues se marcharon Cristian Rodríguez y Jan Escala y Pablo Nájera fue su único fichaje. La baja de última hora del coruñés César Carballeira, que se rompió la tibia y el peroné el jueves, es un contratiempo inesperado y que puede ayudar a nivelar las fuerzas de unos y otros. En cualquier circunstancia, un Liceo-Reus es un partido de primera categoría. Y también lo será el de hoy porque hay en juego la primera final de la temporada, donde el que gane se topará con el vencedor del Barça-Igualada. Los verdiblancos defiende el título logrado en 2018, cuando se impusieron al Reus en semifinales y a los culés en la final.

En el Liceo, seis debuts en una plantilla joven „la media no llega a los 24 años„ pero plagada de talento y futuro. En la portería, Carles Grau. Un meta con solvencia y prestigio internacional, con el coruñés Martín Rodríguez, que al final del curso pasado pasó por el quirófano por un problema en el hombro, de sobra preparado para cuando tenga una oportunidad. La defensa estará formada por la experiencia de Franco Platero y el ímpetu de Bruno di Benedetto. Para organizar, el ya veterano en el equipo, aunque el más joven de la plantilla, Facundo Bridge, que le tocó dar un paso al frente por las lesiones del año pasado y que dejó una excelente impresión. Como atacantes, la calidad de Roberto di Benedetto, el desparpajo de Marc Grau, la magia de Maxi Oruste, y los ya conocidos Fabrizio Ciocale, que todavía tiene que destapar todo el talento que lleva dentro, y David Torres, llamado a ser el líder no solo por su condición de capitán, sino por la constancia y olfato de gol que siempre caracterizó su juego. Diez hombres para un sueño.