No hubo dos sin tres para el esloveno de 20 años Tadej Pogacar (UAE Emirates). Triplete antológico en la cima inédita de la Plataforma de Gredos con victoria en solitario y tercer puesto en el podio, cuya cúspide está reservada para su compatriota Primoz Roglic (Jumbo Visma). Entre medias se hará la foto Alejandro Valverde (Movistar).

En un escenario sin llano, con seis puertos y desnivel acumulado de más de 4.300 metros, el único gladiador fue Pogacar, espléndido, con descaro y ambición. Como un calco de sus triunfos en Andorra y Los Machucos, el mejor joven de la Vuelta 2019 dio una lección a todos sus experimentados rivales, que nada pudieron hacer para neutralizar un terrible latigazo soltado a 4,5 kilómetros de la cima del penúltimo puerto en Peña Negra, a 40 de meta.

"Una bilbainada", dijo su director, Josean Fernández Matxín. Una pasada del chaval, que soltó la traca, un órdago que le salió de perlas. Coronó Peña Negra con Quintana desalojado del podio, descendió a tumba abierta y voló hacia la Plataforma de Gredos, en medio de un paisaje agresivo, rocoso. Su apuesta le permitió presentarse en meta en solitario. Marcó un tiempo de 5h.16.40 en los 190 kilómetros que unieron Arenas de San Pedro y la cima de Gredos. Con la soga al cuello llegó Valverde a 1.32, salvando el pellejo como segundo. Roglic, sin necesidad de exprimirse 9 segundos más tarde, Quintana a 1.56 y Supermán López a 2.12. Eslovenia gloria, Colombia hundida.

Los hombres del podio debían quemar las naves en el último asalto antes del paseo triunfal en Madrid. Terreno había, fuerzas ya no tantas. Camino de Peña Negra (1ª categoría, 14 kms al 5,9%) y en la única zona de llano, Astana probó el experimento de los abanicos aprovechando el viento. Hubo corte, pero no asustó a los hombres del podio. En este puerto se olía ya la batalla. Fuglsang preparó el salto de Supermán López, quien trató de desplegar las alas a 42 kilómetros de meta.

Pero el colombiano, el que descalificó a Movistar y Valverde 24 horas antes y luego pidió perdón, tenía plomo en las piernas. Tomó el testigo precisamente Valverde con un amago y parón de peseta. Todos en la guardia, menos Pogacar. Un debutante en una grande fue el gran protagonista de la etapa abulense. Atacó, de verdad, a 4,5 kilómetros de la cima y se fue sin mirar atrás como un cohete. Estaba a 1.18 de la tercera plaza de Quintana, y coronó con 1.37. Ya estaba en el cajón, pero Pogacar quería más. Inició el ascenso a la Plataforma de Gredos (3ª categoría, 9,8 kms al 3,8%) con hambre canina, ajeno a las pintadas de "Lobos no".

Por detrás, Quintana resignado, Valverde con la congoja firmando la segunda plaza, Roglic encantado de la vida y Supermán seco de fuerzas. Estaba asegurada la fiesta eslovena. Roglic, saltador de esquí hasta 2012, dará un brinco en su palmarés con su primera grande a los 29 años. Pogacar le acompañará en el podio vestido de blanco y como revelación de la Vuelta. Entre los dos, y feliz, Alejandro Valverde. "Estoy satisfecho. No soñaba ni de lejos ser segundo, además con una victoria de etapa. Ahora, al Mundial. Es un podio que ni mucho menos esperaba. Ganar alguna etapa sí esperaba, pero con un segundo puesto no soñaba ni de lejos. Así que fenomenal", destacó.