Un empate sin goles motivó otro frenazo del Atlético de Madrid, conformista y dominado en el primer tiempo al ritmo y el fútbol del Celta, que luego resistió la insistente y tardía ofensiva del conjunto rojiblanco para repuntar en la Liga, con un punto más que merecido en el estadio Wanda Metropolitano.

Con tensión final y con el tremendo esfuerzo visible en varios jugadores del Celta, cuyo trabajo fue de incontestable mérito, el partido evidenció un equipo madrileño que jugó tanto con los tiempos del encuentro, con los esfuerzos, que, cuando de verdad ambicionó el triunfo, ya sólo le quedaba media hora. Y no fue suficiente.

Hay varias lecturas del once de Simeone que desprenden más que una elección puntual: Giménez, Koke y Saúl son intocables y ni siquiera con las rotaciones entraron ni Llorente, descartado de la convocatoria, ni Hermoso, suplente, mientras Monteiro hacía su debut como titular, igual que Herrera, tras su irrupción ante el Juventus. Jugó 60 minutos.

Y Correa. A punto de irse hace un mes, es hoy por hoy un recurso habitual del técnico, a la altura casi de la pasada campaña, hasta el punto de que este sábado, con Thomas Lemar de baja, jugó incluso por delante de Vitolo, con todo lo que eso supone, porque el extremo canario no sólo es el máximo goleador del curso, sino también, sin discusión, uno de los mejores por desborde y fútbol de la campaña. Vitolo tiene el vuelo que merece y exige su rendimiento en la actual temporada en este Atlético que tampoco es capaz de arrancar.