Todos viven a su alrededor y todos le muestran un cariño y admiración única. Evidentemente, todos dependen de él, de su personalidad, carácter, predisposición, determinación y profesionalidad, también de su amistad, buen rollo y cariño. Y todos, sí, se sienten cautivados por convivir la mitad del año, o más, con un joven tan particular y, según todos ellos, tan excepcional y maravilloso como Marc Márquez Alentá, viejo y flamante campeón del mundo de MotoGP, poseedor ya de ocho títulos, a los 26 años, cosa que no había logrado antes nadie a tan temprana edad, pues Mike Hailwood lo consiguió a los 27; Giacomo Agostini, a los 28; Valentino Rossi, a los 29; y Ángel Nieto y Carlo Ubbiali, a los 30.

Son parte de aquellos que trabajan alrededor de Márquez, empezando por su manager, Emilio Alzamora, y terminando por su fisioterapeuta Carlos J. García, que tanto ha contribuido este invierno a preparar la conquista de este título, pasándose semanas y semanas "desde las seis de la mañana, sin Navidad ni Fin de Año" para recuperarle de la doble operación en su hombro izquierdo.

Una operación delicada

Carlos se fue a vivir a Cervera (Lleida) tras la delicada intervención a la que le sometieron, el 4 de diciembre, los doctores Víctor y Teresa Marlet y Xavier Mir, para fijarle el hombro izquierdo, que se le había salida más de 25 veces en la última temporada. "Marc jamás tuvo un 'no' en su recuperación, fuese la cita a las seis de la mañana, que lo fue muchos días, fuese a las cuatro de la tarde", explica el gigante Carlos. La razón no era otra que debía esforzarse al máximo para llegar en condiciones de poder participar, sino al cien por cien, sí en buenas condiciones al primer test de pretemporada. Y llegó.

"A Marc no lo para nadie. No he visto a nadie que se divierta tanto preparándose, entrenándose y corriendo como Marc. Lo nuestro era un latazo, pero él siempre se presentaba en la sala de masaje o en el gimnasio con la mejor predisposición. Esa es su fortaleza, la sonrisa que le hace único y la prueba de que para él lo que rodea su profesión, incluida una rehabilitación sacrificada y dolorosa, le hacía feliz, pues sabía que, una vez iniciado el Mundial, él sería el más fuerte", cuenta Carlos sin remilgos.

Carlos, que pasó meses con Márquez, que no se separó de él en semanas, afirma que no le gusta perder "ni a las chapas, ni a las canicas, ni al parchís, ni a la Play ¡lo sabré yo!". Esa tesis defiende el bueno, el maravilloso, el silencioso José Luis Martínez, el asistente personal de Marc, campeón de motocross español. José Luis es quien se desvive, día a día, para que a Márquez no le falte de nada en la vida, en los entrenamientos, en los viajes, en los desplazamientos, en los fines de semana de gran premio o test.

El mejor jefe del mundo

"Este es un trabajo que mola mucho", ha reconoció José Luis en un reportaje de DAZN. "Y mola porque es estar al lado de alguien tan agradable y competitivo, tan profesional y sencillo, como Marc. Y, sí, es verdad que entrenarte con Marc es un peligro porque a él no le gusta perder a nada, ni siquiera al ping-pong y, menos, cuando practicamos motocross". Cuando le pides a José Luis cuál es la manía de Marc, te dice: "El silencio. Así como otros pilotos se aíslan con los auriculares, escuchando música, Marc requiere silencio para concentrarse. ¿Nervioso? Jamás de los jamases".

Alzamora, su manager, admite que ya se siente recompensado por lo que ha logrado junto al joven de Cervera. "Si por mí fuera, yo ya me iría a casa. Siento que, al lado de Marc, he recuperado millones de veces lo que le he dado, si es que le di algo que le sirvió para progresar, para ser mejor persona, cosa que es imposible, y/o piloto".

Eso sí, Alzamora está orgulloso del paso dado, en los dos o tres últimos años, por Marc, en el sentido de madurar y adquirir experiencia, fuera y dentro de la pista. "Comparto con todos esa idea de que Marc no quiere perder ni a las canicas, pero hemos conseguido entre todos, porque también ha sido labor de todos, que entendiera que no siempre se puede ganar. Le ha costado horrores, pero lo ha entendido y mide la moto que lleva, la carrera que es y es más realista y táctico que cuando antes lo fiaba a la fogosidad. Y, sí, ganaba, pero también perdía o se precipitaba".

Los elogios de Puig

Curiosamente se diría que ese Márquez siempre le ha encantado a Alberto Puig, director deportivo del equipo Repsol Honda, incluso cuando lo sufría como rival de su protegido Dani Pedrosa. "Marc es muy sencillo, muy normal y tiene una enorme capacidad de aprender. Pero, sobre todo, de aprender de lo que oye, de las charlas que tiene con todos nosotros e, incluso, y eso le hace grandioso, de los errores y caídas que sufre. Marc hace de una desgracia un aprendizaje. Por eso digo que cada año será mejor. Y, sí, estoy convencido, como ya dije el pasado año, que, en el 2020, aún veremos un Márquez mejor".

Takeo Yokohama, el técnico jefe de Honda, el departamento de competición de la firma alada, cree que "Marc posee un montón de las cualidades, por no decir todas, de un piloto de altísimo nivel, de un auténtico campeón, capaz de pilotar nuestra moto a un límite inimaginable, lo que nos obliga a todos a no fallar y poder darle el material que necesita. Marc se adapta a todas las situaciones y eso le hace ser tan imprevisible para sus rivales. Marc sabe sacarle el máximo partido a nuestra moto y eso pasa, no solo por conocerla de memoria, por intuir sus reacciones, sino por estar como un toro".

Ya más cercanos entre la familia y el equipo, entre la complicidad y la profesionalidad, se encuentran dos de los técnicos vitales en la trayectoria de Márquez de su década prodigiosa. Son su ingeniero Santi Hernández y su jefe de mecánicos Carlos Liñán.

La opinión de su técnico

Sabido es que Hernández considera a Márquez "el Messi de las motos", en el sentido de que si Marc se hubiese dedicado al fútbol sería como D10S, al igual que se hubiese convertido en su admirado Rafael Nadal si le hubiesen dado una raqueta. "Cuando digo lo de Messi, también me refiero a su capacidad por ser el capitán de equipo ideal, el líder, la persona que nos une a todos y que con todos va a tope en busca de sus objetivos. Por eso él siempre tiene a bien decir que 'cuando acertamos, acertamos todos y, cuando nos equivocamos, nos equivocamos todos', porque es así de cierto. Aquí no se decide nada sin que todos estemos de acuerdo con ellos, el primero Marc".

Y Liñán, todo discreción, silencio, método y buenas maneras en el mando, coincide con Hernández y el resto de equipo en que "para Marc entrenarse, viajar, correr, atender a todos no es una profesión, es su pasión, de ahí los resultados que consigue". Liñán, eso sí, cree que cada vez es más difícil ganar. "Lo que ha conseguido Marc es muy valorado, pero debe ser así porque la parrilla de MotoGP actual es la más bestia que yo he visto en mi vida, con 10 campeones del mundo y seis fábricas impresionantes implicadas a tope. Pues bien, en ese Mundial, Marc se ha coronado campeón con cuatro carreras de antelación".