En los 80 se llevaban las hombreras. Y los Liceo-Dominicos. Al calor de esa rivalidad crecieron varias generaciones de jugadores que después expandieron la semilla del hockey sobre patines en los noventa y que llegó hasta nuestros días. La ciudad recupera ahora uno de sus emblemas, unos partidos que se echaban mucho de menos. Mañana, el pabellón de Monte Alto será el escenario de la vuelta de los derbis coruñeses por excelencia a categoría nacional con el duelo entre los de la Ciudad Vieja, que actuarán de anfitriones, y el filial verdiblanco. El último partido entre ambos en División de Honor fue en la temporada 1992-93 y en Primera, en la 1996-97. Willy Duarte jugó el primero. Los hermanos Togores, el segundo. Nombres con fuertes vinculaciones a ambos clubes y que veinte años después están encantados de volver a encontrarse.

El Dominicos ejerce de local, aunque no sea en su patio, esa Catedral en la que crecieron los Togores. Su familia tiene una fuerte vinculación con el club. El padre y el tío jugaron. Los tres hermanos también. Los mayores, Luis y Manuel, estaban en aquel último derbi. A Pablo, el pequeño, en activo hasta el curso pasado y que ahora es el coordinador del club blanquinegro, todavía le quedarían unos años para llegar. "Papé muchos partidos en el Palacio de Riazor con los Avecilla, Duarte... así que me empapé de esa rivalidad", dice Luis, el que tiene más recuerdos de esa época. "Yo todavía era júnior", recuerda Manuel, el único que a día de hoy no está en el staff del club.

"Siempre eran partidos muy especiales", continúa Luis. Para él, se trataba de una lucha contra el "nuevo rico". "Éramos los de siempre, el equipo de toda la vida, contra el del dinero y los fichajes", dice. Un pez gordo ante el que el chico intentaba hacer frente tirando de ese carácter que ha hecho famoso a los de Dominicos. "Tenemos una identidad, un orgullo, que no he sentido en ninguno de los otros equipos en los que he estado, que nos lleva a rebelarnos contra perder y a pelear hasta el final. Seremos mejores peores o todo lo contrario, pero lo intentamos siempre hasta el final", describe.

Esa rivalidad y esa identidad no les impidió, como a muchos otros antes, pasarse a las filas del eterno rival. Lo hicieron los Avecilla, Willy Duarte, Manolo Souto, Pablo del Moral... y justo al año siguiente de ese último enfrentamiento en Primera, también Luis y Manuel Togores. "Fue raro, probar hay que probar", reconoce el mayor. "Técnicamente yo no estuve en el Liceo, porque era el Liceo La Paz", bromea.

No les desheredaron en casa, como tampoco se lo tomaron a mal a Willy Duarte. "No, todos nos conocemos, hay mucha rivalidad, pero no me trataron peor cuando me fui al Liceo y tuve que volver a Dominicos", recuerda el ahora directivo liceísta, que explica que los derbis eran "partidos preciosos, de adrenalina y muy disputados", aunque tuvo que esperar a cambiarse de bando para poder ganar uno. "Con el Dominicos solo los llegué a empatar", dice.

Tanto Duarte como Togores esperan que mañana se repita "el gran ambiente". "En el colegio estos días yo veo a los chavales enchufadísimos, con mucha ilusión", apunta el de Dominicos, que augura un "partido caliente" porque habrá sobre la pista "gente con mucho temperamento". Duarte cree los de la Ciudad Vieja "están más rodados", pero no se atreve a dar un resultado. Lo que sí que adelanta es que la recuperación de los derbis, incluyendo también a Compañía de María, es bueno para que crezca el hockey de la ciudad. Un deseo que comparten los dos: volver a verse en la OK Liga.