Niños hondeando las banderas. Abrazos después de cada gol como si se acabase de ganar la liga. Presión en la grada para los árbitros. Gritos de ánimo para los dos contendientes. Tambores de guerra. Globos de dos colores. El ambiente en el derbi Dominicos-Deportivo Liceo fue increíble. De hecho, el pabellón de Monte Alto se quedó pequeño. Ni un sitio para sentarse y varias filas de pie. Esto es hockey sobre patines. Esta es A Coruña. Y, por su puesto, el espectáculo acompañó en la pista. Partidazo. Clasicazo. Dos equipos que nunca se rindieron. Que devolvieron cada golpe. Con lucha hasta la bocina final, asumiendo riesgos que decantaron la batalla hacia los de la Ciudad Vieja. "Coruña en blanquinegra", cantaba un grupo de niños al abandonar el pabellón. Niños que serán mayores y que ya llevan la semilla inoculada. Cuánto necesitaba esto la ciudad. Y aún quedan cinco más en OK Plata. El próximo, ya el próximo sábado, entre los verdiblancos, que repiten, y el Compañía de María. Una salsa que se añade a lo ilusionante que está siendo el inicio de temporada del Liceo en la OK Liga, líder en solitario con un pleno de seis de seis y que el domingo buscará la séptima ante el Vic.

Volviendo al derbi, fue un partido muy intenso. No se esperaba otra cosa. Dominó el Liceo la primera parte, más resolutivo con un Javier Añón que empieza a dejar ver ese olfato goleador que le caracteriza. Falló un penalti, pero el rechace lo rebañó con maestría y después hizo el segundo con el que se llegó al descanso (0-2). Tras él, la locura. El propio Añón tuvo en su stick la sentencia - o el 0-3, porque dudo mucho que el Dominicos se hubiese rendido ni con esas- pero el fallo de su directa provocó una contra en la que Mikel Abeal cruzó de punta a punta la pista y cruzó el disparo para celebrar con rabia el gol ante su exequipo. Solo dos minutos después Litos de Ron empató.

Y vuelta a empezar. El Liceo se puso de nuevo por delante por medio de Álex Novoa. Igualó Jacogo García. Pero tampoco el Liceo había dicho su última palabra. El argentino Nahuel Castro puso el 3-4. Quedaban seis minutos. Puede que a otro le hubiesen afectado tantos golpes. No a los de la Ciudad Vieja. Sacaron fuerzas para igualar el choque a cuatro goles. Restaban tres para la bocina y cuando solo quedaban dos llegó la jugada decisiva. Los árbitros mostraron azul a Nanu -los improperios que escuché a mi lado son irreproducibles- y Peli no falló la directa (4-5). Los viejos rockeros nunca mueren. Otro por el que no pasan los años. La clase es la misma con 20 que con 30. En el último minuto, Stanis se la jugó. También se negó a rendirse y sacó de la pista al meta para jugar con cinco. A portería vacía, Manu Becerra y Álex Soto sellaron el 4-7 final. Ya hay quien sitúa a Dominicos en las quinielas de favoritos al ascenso a la OK Liga. Piano, piano. Solo van dos partidos, aunque ya es líder. Y eso que le falta un ingrediente a la mezcla de veteranía y juventud que caracteriza al equipo, todo un Martín Payero. ¿Veremos un Liceo-Dominicos en el Palacio?