La derrota del Benito Villamarín, tercera consecutiva de la temporada, ha dejado a Fran Escribá al borde del despido. El Celta sondea posibles sustitutos mientras decide si concede al preparador valenciano una última bala en el duelo contra el Getafe. Javi Gracia y Abelardo Fernández son las opciones principales en la terna de entrenadores que maneja el club para dar el relevo al actual técnico. La jornada de ayer se saldó sin novedades, lo que permite intuir que, si no ha sido ya cesado, Escribá se sentará al menos este domingo en el banquillo de Balaídos ante el Getafe, pese a protagonizar el peor arranque liguero en 25 años.

La cuestión, hoy por hoy, es si la decisión de su destitución está tomada o el técnico dispondrá todavía frente al conjunto azulón de una última oportunidad para intentar sacar al Celta del atolladero. Pero incluso si gana al Getafe el domingo, los siguientes desplazamientos al Camp Nou y al campo del Villarreal tras el parón de selecciones dibujan un sombrío panorama para el preparador valenciano.

Aunque cuenta con el respaldo del vestuario, que se autoinculpa del fiasco, el crédito de Escribá parece haberse agotado. Ni el juego del equipo, muy pobre pese a la tenue mejoría experimentada frente al Betis, ni sobre todo los resultados, que son los que a la postre ponen y quitan entrenadores, respaldan su labor. Desde la campaña 1994-95, hace 25 años, el equipo no firmaba tan pobre arranque liguero.

Con todo, no es Carlos Mouriño un presidente de gatillo fácil. El accionista mayoritario del Celta ha dado evidentes muestras de paciencia para sostener entrenadores cuando han venido mal dadas a lo largo de sus trece temporadas al frente del Celta. Solo en situaciones límite, prácticamente insostenibles, ha optado el presidente por una decisión drástica. Aguantó a Fernando Vázquez 9 partidos tras vivir su primera gran crisis en la jornada 23 de Liga en el curso 2006-07 y y fue también sumamente paciente con López Caro o Pepe Murcia.