Sandro Ramírez puso la guinda, con un golazo desde la central del área, totalmente imparable, que permitía romper con la maldición que le había perseguido desde hace dos temporadas, a un Valladolid entregado, que controló muy bien el partido, ante un rival que fue de más a menos.

El conjunto bermellón salió muy centrado, controlando el balón y buscando la portería local desde el primer minuto, con un Lago Junior que dejó clara su capacidad de desbordar por la banda izquierda, facilitando la primera ocasión para su equipo en los primeros compases.

El Valladolid aprovechó a la perfección un saque de esquina que Míchel sirvió para que Joaquín cabeceara para adelantarse en el marcador.

La defensa blanquivioleta se cerró para impedir que el Mallorca pudiera crear peligro y logró llegar al final de la primera mitad con esa ventaja en el marcador.

La presión estaba sobre los jugadores del Mallorca, pero los vallisoletanos salieron con intensidad para frenar el posible empuje del visitante. Y Ünal sorprendió. Luchó por el balón en el área bermellona con tres defensores y Fabricio quien derribó al delantero turco, en un claro penalti.

El propio Ünal fue el encargado de transformarlo, con un disparo raso y potente, que no pudo detener el exguardameta deportivista.