El CRAT se quedó con la miel en los labios, sin su primer título internacional, sin una Copa Ibérica que viajó hacia Lisboa con el Sporting de Portugal, primer equipo que defiende la corona y primero que lo consigue fuera de casa. Justo triunfo de un equipo luso que fue más resolutivo, tomó mejores decisiones de juego, demostró muchos recursos ofensivos y que, con un físico portentoso, frustró cada ataque local. El CRAT tampoco se encontró cómodo en unas condiciones climatológicas adversas. Le costó avanzar cada metro. Y no consiguió dar continuidad a las buenas acciones, con errores en los pases y pérdidas de posesión. Pese a todo, y a ir 16 puntos abajo, el conjunto dirigido por Jos Portos y Rogelio Sabio se ilusionó en los últimos quince minutos con dos ensayos e incluso tuvo una última posesión para haber culminado una remontada. El esfuerzo final no fue suficiente. Solo quedó aplaudir y hacerle pasillo al campeón que fue superior.

La primera jugada del partido ya supuso una advertencia del potencial de las leonas portuguesas. Saque de centro, una jugadora rival coge el oval y prácticamente se presenta sobre la línea de marca. Se libró de la presión el CRAT, que defendió como pudo su zona, y salió del peligro. Pero solo momentáneamente porque a la siguiente jugada ya no hubo más avisos. Esta vez Rangel se coló y el 0-5 subió al marcador „no hubo transformación„. El Sporting dominaba, sin muchas florituras, y aunque las de Arquitectura lo intentaban, no podían encadenar dos pases seguidos. El Sporting jugó mejor sus cartas. Mediada la primera parte agrandó su ventaja con una patada entre los tres palos de Ozorio (0-8).

Los ocho puntos no eran tanta diferencia como la sensación que daban los dos equipos sobre el campo. Lo confirmó el inicio del segundo tiempo, cuando el equipo visitante estiró su ventaja con otro ensayo de Lima „no transformado„ (0-13) y un golpe de castigo que la misma jugadora tuvo en sus pies minutos después (0-16). La sangría pudo ser mayor cuando una de las rivales cabalgaba en solitario hacia la línea de marca, lo que hubiese supuesto la sentencia. Una defensora del CRAT llegó al esprint desde atrás para impedirlo y mantener con vida a su equipo.

Y el partido cambió. La entrada de Kate Matau dio peso al CRAT. Al aparecer su figura en la banda, preparada para debutar recién aterrizada desde Nueva Zelanda, la grada rugió, como se escuchaba un rumor cada vez que agarraba un balón o placaba a una rival. "¡Vamos kiwi!", le gritaban. Su potencia dio mayor poderío a la primera línea y más recursos ofensivos, pero el conjunto local ya iba 16 puntos abajo en el marcador. Quedaba mucho y fue el momento en el que las coruñesas se vinieron arriba. Jugaron sus mejores minutos, empujaron, pero seguía resistiéndose la marca. Un resbalón aquí, un mal pase allá, un balón que se escurría de las manos... no había manera.

Pero si algo tiene este equipo es que no se rinde y si no encuentra la manera, la busca por otro sitio. Así, y cuando ya solo faltaban diez minutos, llegó un ensayo de castigo que insufló vida al CRAT. "¡Hay tiempo!", jalonaba la afición mientras desde el banquillo anfitrión pedían más ánimo y que subiera el volumen del bombo. El corazón tira más que los músculos. Porque cuando las fuerzas empezaban a escaquear, irrumpió el conjunto local. Empezó a encadenar varias carreras, incluso una jugada de bella factura que se truncó en el último pase cuando ya se estaba saboreando el ensayo. Este llegó poco después por medio de Turena Lorié. Quedaban dos minutos y cuatro puntos separaban a los dos equipos en el marcador. Hacía falta casi un milagro, un ensayo en tiempo récord. No era imposible, pero en cuanto el CRAT perdió la posesión del oval, ya no hubo más que hacer. El Sporting lo mandó fuera y el partido terminó con las portuguesas como justas campeonas.