El partido empezó con un pequeño acto que la directiva del Deportivo Liceo quiso brindarle a Jordi Bargalló con la entrega de un recuerdo de la ciudad „también al árbitro coruñés ya retirado Fran García„ y después fue el propio jugador catalán el que se dio un homenaje sobre la pista. Dos goles en los últimos minutos de la primera parte, que hicieron mucho daño, y una asistencia de fantasía en el cuarto del Oliveirense figuraron en la cuenta del excapitán verdiblanco, que aunque el DNI ponga que está a menos de un mes de cumplir 40 años, el cuerpo y la mente no se lo creen. Fue la guía del conjunto luso, si bien el otro ejecutor estuvo en la portería. Sin Xevi Puigbí se abría un hueco a la esperanza. Pero Nelson Filipe Magalhães fue un digno sustituto. El equipo local mereció más, pero no estuvo fino en los últimos metros, siempre estrellándose contra el meta y hasta con cuatro palos, frente a la resolutiva ofensiva portuguesa. Primea derrota para los pupilos de Juan Copa desde septiembre, aquella ya lejana Supercopa. Se complica el viaje en Europa, pero todavía hay mucha vida. Solo era la segunda jornada y la victoria en Italia en la primera, así como el empate de ayer entre Forte y Saint Omer le da margen y le permite seguir segundo de grupo. Como mucho tute le espera ahora al Liceo, con tres partidos en seis días ya que regresa la OK Liga: el martes viajará a Voltregá y el viernes recibirá al Girona.

Cuesta analizar un partido en el que las fuerzas estuvieron niveladas, pero el marcador refleja tanta diferencia. La palabra es definición. La primera parte fue completamente verdiblanca. Se sucedieron las ocasiones desde el arranque, todas para el mismo lado. Con precaución para evitar las contras, la presión de los locales les hacía robar bolas y salir a la contra. Franco Platero arrancó muy activo, con buenos movimientos e internadas en las que conseguía evitar a todos los defensores. En una, llegó hasta la portería pero le faltó el remate final. También tuvo el Liceo dos contras de dos para uno, una buena acción de Maxi Oruste, un palo de Franco Platero, otro de Marc Grau... el Oliveirense se estaba escapando vivo.Y justo cuando se estaba llegando al descanso, un disparo de David Torres bloqueado por Ricardo Barreiros propició una contra visitante que en la segunda jugada anotó Jordi Bargalló. Respondió Roberto di Benedetto, con otro palo. Y Platero y Torres en una contra en la que el coruñés empujó en el segundo palo demasiado desviado. Y cuando quedaban seis segundos, segundo de Bargalló. Desolador.

Si fue duro para el Liceo verse 0-2 abajo cuando había tenía infinidad de ocasiones, más lo fue cuando nada más abrirse la segunda parte un disparo lejano, prácticamente sin peligro, se coló en la portería de Carles Grau para el tercero. Tocaba rearmarse. Los jugadores del Liceo hicieron piña. El público „otra buena entrada en el Palacio con cerca de 3.500 espectadores„ se volcó. Y la entrada de Fabrizio Ciocale desde el banquillo aportó algo nuevo a la plantilla verdiblanca. Más empuje, más descaro, menos respeto. Aun así, daban igual todos los esfuerzos liceístas porque todos acababan igual, contra el portero. Tampoco defendieron mal los de Renato Garcia, que tenían bien estudiado a su rival. Una azul a Jordi Bargalló cambió el panorama. Roberto di Benedetto no aprovechó la directa y después otra vez se las vio con el palo. Pero en superioridad local, los árbitros señalaron penalti que el David Torres mandó a las redes. Parecía que se rompía el maleficio y el Liceo se vino arriba y volvió a rondar el gol para reducir la distancia y creer en el milagro. Sostuvo la fe Carles Grau al parar un penalti a Torra. Pero también falló el suyo el capitán verdiblanco „por la azul a Magalhães„ y estas empezaron a disminuir. Se acabaron para siempre cuando se unieron los genios. Bargalló con un pase de espaldas de una clase superior y Torra con sus malabarismos para el gol.