El sábado, el Compañía de María viajó desde A Coruña hasta Barcelona para jugar el domingo en Arenys de Munt. Con una desagradable sorpresa porque cuando aterrizaron en el aeropuerto de El Prat, los sticks de todo el equipo habían desaparecido. Después de casi dos horas esperando en la terminal, los jugadores coruñeses tuvieron que marcharse sin ellos y sin que Vueling pudiera explicarles dónde estaban. Cuatro días más tarde, todavía nadie sabe nada de ellos y dan por perdidos los que son una de sus principales herramientas de trabajo junto a los patines. El domingo, de hecho, pudieron jugar gracias a la solidaridad de otros clubes. En Cataluña también estaba el Santa María del Pilar madrileño de los coruñeses Yago Otero y Julián Villares, precisamente ex de Compañía, que aportaron los de su equipo. También el rival puso , así como otros ex como Chino Miguélez —del filial del Barcelona— que se acercó a ver a su hermano Santi, y Gabriel Villares —del Vilafranca— que también había ido a animar a su hermano Tomás. Y esta semana el club ha tenido que comprar sticks para todos para que pudieran entrenar.

“Los sticks tenemos que facturarlos aparte, como un equipaje especial por el que tenemos que pagar más, y salen también por una cinta especial”, explica Alejandro Canosa, entrenador del equipo. Como desde que están en la OK Plata se están acostumbrando a viajar a Barcelona, ya tienen un ritual. “Mientras unos esperamos en una cinta, otros van a la otra a por los sticks y esta vez nada, no salían”, continúa. Incluso uno de los miembros de la plantilla se recorrió, una por una, todas las cintas de las instalaciones. Sin rastro de la funda negra que contenía los doce palos. Empezaron las reclamaciones, recibiendo informaciones cruzadas: “Que si la cinta estaba atascada, que si fuéramos a otra... pero al final nadie sabía dónde estaban”. Y terminaron marchándose para el hotel, esperando que en el tiempo que quedaba hasta el día siguiente, cuando tenían que jugar a las 12.15 horas, por fin la compañía los encontrase y se los hiciera llegar.

Pero ni al día siguiente, ni al siguiente. A miércoles y todavía no han aparecido. En Compañía les extraña dado que el vuelo ni incluía escalas, así que en A Coruña o en Barcelona deberían estar. De momento, ya jugaron de prestado y para entrenar el club hizo un desembolso extra para darle otro stick a cada uno de sus jugadores. Porque como utensilio de trabajo, cada uno tiene uno muy específico que se adapta a sus características. Unos los prefieren más pesados, otros más ligeros... “Fastidia bastante porque cada uno está acostumbrado al suyo”, dice Canosa. Seguirán esperando. Y mientras, trabajando para seguir por el buen camino que les ha hecho a ganar dos de sus cinco partidos en el debut en la OK Plata. Este sábado, reciben al Vilafranca.