El Barcelona logró el triunfo en Butarque ante el Leganés (1-2) tras un duelo donde pasó apuros y que tuvo que remontar en la segunda mitad con dos tantos nacidos del balón parado.

El 1-0 nació en un robo de Rubén Pérez en la medular al que dio continuidad con un giro sobre sí mismo para conservar la pelota. Le cedió entonces el protagonismo a Roque Mesa, quien con un toque sutil anuló la salida mal medida de Samuel Umtiti para encontrar a Youssef En-Nesyri.

Conscientes los azulgranas de que debían buscar solución, asomaron desde los vestuarios con ganas de alterar el panorama. Y demostraron que a veces les basta solo con la voluntad y destellos de Messi para ganar. El argentino mostró su versión más generosa a balón parado para dar lustre a las cabezas de Piqué y Suárez. El primero se encontró con el palo tras un córner pero el segundo no falló al rematar con comodidad una falta servida al corazón del área. Olía pues a remontada y al final sucedió. Fue en un saque de esquina que no impactó por centímetros Piqué. La pelota se paseó por delante de la línea de gol con tan mala suerte que pegó en los pies de Rubén Pérez y quedó muerta. Vidal, atento, le dio con todo casi debajo del larguero para sellar un triunfo carente de brillo.