Los ocho detenidos que comparecieron ayer ante el titular del Juzgado de Instrucción 5 de Huesca „entre ellos el exdeportivista Íñigo López y su agente, Rodrigo Fernández Lovelle„ en relación a la segunda fase de la operación Oikos, por el presunto amaño de un partido de Segunda de 2017 entre el Reus y el Valladolid, quedaron en libertad con cargos tras negarse a declarar ante el instructor. El primero en comparecer ha sido el contable de la Sociedad Deportiva Huesca, Carlos Laguna, y posteriormente lo han hecho el expresidente del club oscense, Agustín Lasaosa, el exjefe médico del equipo, Juan Carlos Galindo, el actual defensa del Real Zaragoza Javier Pichu Atienza, el constructor Jesús Sanagustín, el exjugador del Deportivo Íñigo López y su representante, Rodrigo Fernández Lovelle.

Todos los representantes legales de estos investigados aconsejaron a sus clientes no declarar mientras esta parte del sumario continúe secreta a fin de conocer las nuevas pruebas obtenidas por la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales de la Policía Nacional, y comparecer de forma voluntaria una vez levantado el veto.

El juez ha decidido mantener las medidas cautelares acordadas para los detenidos en la primera fase de la operación, obligación de presentarse en el juzgado y fianzas, pero no las ha contemplado para los arrestados en la segunda fase, Atienza, el contable y el constructor, a pesar de imputarles cargos por corrupción entre terceros en el ámbito deportivo y blanqueo.

El propio instructor ha sido quien ha informado previamente a estos investigados de que no iba a tomar ninguna medida cautelar contra ellos a pesar de seguir estando a disposición del juzgado. La operación policial motivó la práctica de nuevos registros en las dependencias del Huesca y en las del constructor en busca de documentación y de soportes informáticos que pudieran determinar la existencia de pagos en negro o de facturas hinchadas.