El Barcelona venció ayer al Borussia Dortmund en el Camp Nou en la quinta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones y selló el pase a los octavos de final como líder del grupo F en un duelo que evocó en cierto modo a los mejores momentos del pasado reciente pese al empeño final de los visitantes de aguarle la fiesta a Leo Messi.

El capitán azulgrana disputó su partido oficial número 700 y lo celebró con un gol, más una falta directa al palo, y dos asistencias. Además, suma al Borussia Dortmund a su lista de 34 equipos que han sido víctimas de sus goles en la Champions. Una noche casi redonda para el argentino.

Su gol y sus asistencias, a Luis Suárez y a Antoine Griezmann, hicieron al Barça cumplir con el objetivo. Esta vez, con mejor feeling con el balón y con la grada, acercándose a los anhelos de un gran juego que tiene la afición culé. Fue, en cierto modo, el mejor partido en Europa de este año pese a que Jadon Sancho, con su gol y otro misil que Ter Stegen desvió lo justo para que el balón se estrellara en el palo, intentó que hubiera otro final.

Ni el 3-1, ni ese posterior intento del británico que entre Ter Stegen y la madera anularon, no inquietaron a un Barça que se sabía ganador y líder. Tenían el balón y, con él, el control del partido. No sufrieron los de Ernesto Valverde como en el Signal Iduna Park, donde apenas llegaron a la portería rival y salvaron los muebles con el penalti detenido por Ter Stegen. Esta vez, el alemán apenas tuvo trabajo, y Burki recogió tres balones de su red y pudieron ser algunos más.

Abrió la lata Luis Suárez y a él le siguieron Leo Messi y Antoine Griezmann, que ya en la segunda parte firmó la sentencia.