La San Silvestre Coruña, patrocinada por LA OPINIÓN, cumple diez años y David Iglesias, su cabeza visible, prepara una de sus ediciones más especiales y con más cambios.

El eslogan de la San Silvestre, la carrera más divertida del año, ha calado

Se nos ocurrió un poco a todos porque se genera muy buen rollo. Siempre hay bromas, risas, unos ayudan a otros, se puede ir caminando, con disfraces de todo tipo... buscamos ese buen ambiente para que la gente se enganche.

¿Esta es una edición especial?

Son diez años de mucho trabajo y mucha ilusión. Ver lo que se está convirtiendo y cada año un poco más y cómo se vuelca la ciudad, que ha hecho que la carrera sea suya, da mucha satisfacción.

La más especial y la que tiene más cambios

Por seguridad sabíamos que, si seguíamos creciendo a este nivel, tendríamos que sacar la carrera fuera de María Pita. Empezó como algo simbólico, hacía muchos años que no llegaban allí las carreras y lo volvimos a hacer nosotros, pero lo haremos en una zona idílica como O Parrote. Y también están las carreras de los niños, que lo teníamos en mente desde hace tiempo porque queremos que la San Silvestre sea un evento en el que todo el mundo pueda participar.

Pasito a pasito

Claro, vamos afianzando lo que tenemos y vamos creciendo de forma sostenible porque son muchos recursos materiales y personales para organizarlo.

Este año, además, con el reto añadido de batir el récord de disfraces de Papá Noel

Queríamos hacer algo especial por la décima y buscamos que A Coruña se tiña de rojo para batir ese récord de personas corriendo disfrazadas de Papá Noel. El otro día en Madrid fueron seis mil. Nosotros intentaremos acercarnos.

¿Les dio pena tener que abandonar María Pita?

Nos lo dice la gente, que era muy bonito llegar haciéndose de noche, con las luces, a una plaza que es de lo más bonito que tiene la ciudad y España. Pero prima la seguridad por encima de todo.

¿Qué es lo que más preocupa en términos de seguridad?

Lo primero, la convivencia entre participantes, tráfico y público. Y después, la seguridad. Hacemos un plan de autoprotección que nos llevó cuatro meses analizando todo el recorrido. Fuimos cruce a cruce mirando nuestras necesidades, cómo está el asfalto, los tiempos de paso... eso conlleva que tiene que estar involucrados policías, protección civil, ambulancias, médicos, organización, voluntarios, seguridad privada...

¿Cuál es el momento de más nervios y tensión?

Justo cuando se inicia todo vas pensando en todo el recorrido y si está todo el mundo en su puesto. Lo que más nos preocupa es que todos los corredores lleguen a meta sin ningún percance.

¿Cuál ha sido la situación más surrealista en estos años?

Siempre tenemos varios planes porque dependemos de las condiciones meteorológicas. Pero recuerdo un año que vivimos momentos tensos porque hubo un temporal y se cancelaron todas las carreras en Galicia. Nosotros hicimos una reunión de seguridad a las dos de la tarde todos los responsables y vimos que ya había dos mil personas en la calle dispuestas a correr igual. Al final sacamos todos lo que podía llevarse el viento y seguimos adelante.

Mirarán siempre el tiempo

Claro, no deja de ser diciembre. Lo tenemos en cuenta por la seguridad. Dicen que este año vamos a tener suerte. En la mayoría de las ediciones la tuvimos porque incluso en días de mucha lluvia paró justo en ese momento. Esperemos que la tradición continúe.

¿Cómo va el ritmo de las inscripciones?

Lo que dicen las estadísticas es que nos vamos a quedar cortos (4.500 plazas). Va todo un poco más adelantado y acelerado que otros años porque todo el mundo espera a última hora.

El año pasado hizo un llamamiento a Andrés Díaz para que participase. ¿Le hizo caso?

Nada. Él realmente se dedica a formar a gente para correr y está a tope. Es alguien que se merece un reconocimiento de la ciudad.