La selección española femenina de balonmano no pudo culminar el sueño y tuvo que conformarse con la medalla de plata en el Mundial de Japón, tras perder en la final disputada ayer por 29-30 ante los Países Bajos con un gol de penalti en el último segundo de Lois Abbingh.

La manera más cruel de acabar con las esperanzas del conjunto español, que soñó con colgarse su primer oro mundial, tras protagonizar una épica remontada en la segunda mitad, que permitió a las Guerreras pasar de perder por cinco goles (16-21) a llegar a los últimos segundos con empate en el marcador (29-29) y posesión del balón. Pero la portera neerlandesa Tess Wester detuvo el lanzamiento de Alexandrina Cabral, en una jugada que no pudo tener peores consecuencias para el equipo español, ya que en su intento de evitar que la guardameta de los Países Bajos pusiera rápidamente el balón en juego fue sancionada con roja y penalti.

Lanzamiento de siete metros que Lois Abbingh no desaprovechó para acabar con el sueño español con un gol (29-30), que permitió a los Países Bajos coronarse por primera vez campeona del Mundo.

Un título universal por el que España pareció pujar fuertemente de inicio, gracias a la espectacular puesta en escena de las de Carlos Viver, que como ha ocurrido a lo largo de todo el campeonato tuvieron claro desde el principio que la clave para poder derrotar a la pujante selección de los Países Bajos pasaba por defender, defender y defender.

Tarea a la que se entregó de pleno desde el inicio del encuentro el conjunto español con una agresividad y una intensidad tales que permitió a las Guerreras recuperar hasta tres balones en los primeros cuatro minutos de juego.

Robos que permitieron a España sacar a relucir su velocidad con tres contraataques casi consecutivos, que posibilitaron que las de Carlos Viver se situasen en el marcador con una renta de tres goles (5-2) en el tanteador.

Una ventaja que las Guerreras aumentaron todavía más unos segundos más tarde con un gol de la pivote Ainhoa Hernández, de nuevo inconmensurable tanto en ataque como en defensa, que colocó en el marcador un 6-2 que obligó a pedir con urgencia al seleccionador holandés.

Parón que no le pudo sentar peor al equipo español, que si hasta entonces había funcionado como una máquina perfectamente engrasada, comenzó a desajustarse, especialmente en ataque.

De hecho, las de Carlos Viver tan sólo lograron anotar tres goles en los siguientes diez minutos de juego, lo que permitió al conjunto neerlandés igualar la contienda (9-9), tras endosar un contundente parcial de 3-7.

Sin la posibilidad de correr, España tuvo que enfrentarse en estático a las fornidas jugadoras holandesas, una situación que obligaba al conjunto español a un ejercicio de paciencia, que no siempre logró mantener.

Y cuando sí fue capaz de mover y mover el balón para generar los espacios necesarios para llegar el gol, irrumpió la figura de la portera holandesa Tess Wester, una de las mejores del mundo, que con sus intervenciones aumentó más todavía si cabe los problemas para España.

Errores ofensivos que posibilitaron al conjunto neerlandés desplegar su veloz juego de transición, todo un problema para las Guerreras, que sin tiempo para asentar su defensa, perdieron la capacidad de contener a las cañoneras de los Países Bajos.

Goles y más goles que permitieron a los Países Bajos culminar la remontada. La variedad ofensiva rival condenó a España a marcharse al descanso con una desventaja de tres tantos en el marcador (13-16).

A los 38 minutos la desventaja de cinco goles (16-21), pero España no estaba dispuesta a rendirse tan pronto después de trabajar tan duramente durante todo el Mundial. El desenlace, sin embargo, fue cruel para las Guerreras españolas.