El Deportivo Liceo y el Barcelona están pendientes de la decisión que hoy tomará el Comité de Competición, que se reunirá en la Ciudad Condal, sobre el partido que ambos tenían que haber disputado ayer a las doce de la mañana en el Palau pero que no pudo celebrarse por la imposibilidad del conjunto coruñés de desplazarse a Cataluña debido a los estragos causados por el temporal Fabien, que prácticamente canceló todos los vuelos en Galicia durante el sábado. Según el reglamento, hay dos opciones posibles: que se dé por perdido el partido por 10-0 a los verdiblancos por incomparecencia o que, admitidas las alegaciones que el club enviará hoy, se busque una nueva fecha para la celebración del partido con el que se abría la segunda vuelta con ambos equipos empatados a 36 puntos en lo alto de la clasificación.

La imagen del Barcelona y el trío arbitral sobre el Palau Blaugrana esperando 15 minutos para poder cerrar el acta encendió la polémica. Pero por reglamento, tanto el equipo como los colegiados estaban obligados a hacerlo porque la Federación, el sábado, avisada por el Liceo de que no podría viajar, no tomó la decisión de aplazar el encuentro. Este mismo fin de semana hay un ejemplo similar en Portugal. El Candelaria, equipo de las islas Azores y que tenía que enfrentarse al Oeiras, se encontró con que tampoco los aviones podían despegar, por lo que la Federación no esperó más y lo aplazó en busca una nueva fecha. Ahora es el Comité de Competición español, presidido por Joan Garrido, el que tendrá que responder si entiende que las causas que impidieron que el Liceo se presentase fueron de fuerza mayor. Desde el club verdiblanco señalan que otra decisión que no sea poner día y hora para la celebración del encuentro no sería justa. Fuentes del Barcelona, por su parte, señalaron a este periódico que respetarán cualquier decisión, aunque lamentan que, con el cartel de todo vendido, no se pudiera disputar el encuentro.

Para entender la situación al completo, hay que explicar la realidad en la que vive el Liceo como único equipo de fuera de Cataluña de la OK Liga. Como mínimo recorrerá esta temporada unos 40.000 kilómetros, con trece vuelos a Barcelona „más los que tendrá que hacer en el play off„ y tres a Europa „Italia, Francia y Portugal„. Ya de por sí, parte en desventaja con todos sus rivales. Por ejemplo, el Barcelona viaja una vez al año a A Coruña, tres por Europa y el resto de las jornadas se puede desplazar en autobús. "Cogemos 50 vuelos al año, para uno en el que fallamos y que es por causas de fuerza mayor...", decía ayer una fuente del Liceo. Por lo tanto, planifica los desplazamientos con meses de antelación. Cuando se preparó este, se tuvo en cuenta que tocaba al final de una semana dura, pues el sábado pasado los verdiblancos jugaron en Francia y el martes en Reus. El club decidió que para darles más descanso a los jugadores, no cogerían como habitualmente hacen el primer vuelo de la mañana, para el que hay que levantarse a las cinco de la madrugada, si no el de media tarde.

Según se acercó la fecha y las previsiones climatológicas anunciaron para el sábado un temporal de fuertes vientos, el Liceo ya avisó a la Federación Española de que podría tener problemas, pero no fue hasta el sábado cuando se comprobó el verdadero alcance del mismo. En otras ocasiones, dicen, con malas condiciones previstas no han tenido problemas. Cuando el sábado llegaron al aeropuerto ya vieron que no iba a ser el caso. El avión procedente de Barcelona no pudo aterrizar. Se fueron a Santiago, pero la aeronave tampoco pudo tomar tierra. Sin que pudiesen reubicarlos en ningún otro vuelo del día ni en ninguno de la mañana del domingo, y después de intentarlo de todas las maneras, el Liceo se rindió. Ya era tarde para pensar en autobuses u otras opciones. El partido no se iba jugar y el Barça anunció que a puerta cerrada tendrían que cumplir con el trámite.