Desde la primera hasta la décima edición de este año, Ignacio Uribarri no se ha perdido ninguna de las ediciones de la San Silvestre que organiza el Club Rialto y que patrocina LA OPINIÓN. Y eso que ni siquiera es de A Coruña. Natural de Ortigueira y residente en Santiago, pasa Fin de Año en casa de la familia de su mujer, que sí que es de la ciudad. Tanto le ha enganchado la carrera del 31 de diciembre que dice que no se quiere perder ninguna. Si algún año la cena toca en su casa, bromea, la cambiará. "¡Qué no me esperen!", dice entre risas. Y la diversión es precisamente lo que le ha llevado a repetir hasta en nueve ocasiones. Dentro de cuatro días, la décima. "Iré con unos amigos y con mi mujer. Disfrazado de Papá Noel. El caso es pasarlo bien y hacer un hueco para la cena", explica.

"Yo en la San Silvestre ya fui de todas las maneras", continúa, "a hacer tiempo, a acompañar a amigos, disfrazado...". Reconoce que ha entrenado poco, pero que "malo será" en un circuito muy plano en el que le han quitado las cuestas y en el que se puede disfrutar de las vistas. Pero lo que más le gusta es la gente disfrazada. "Un año había unos disfrazados de Star Wars que incluso iban actuando y haciendo peleas. ¡La gente tiene muchísimo ingenio!", dice. Ya es del selecto club que tienen el sello de la carrera por llegar a la décima sin fallar. "Da orgullo", reconoce, "aunque sé que algún día me la tendré que perder por algo". No obstante, a sus 52 años, se ve hasta los 70 u 80 haciendo deporte y participando en la San Silvestre: "No tengo pensado dejar de hacer deporte".

Récord de participación

Uribarri ha sido también testigo de la transformación de la prueba, que pasó de unos 500 participantes a los 4.650 con los que este año se batirá el récord. De hecho, la organización había fijado el tope en 4.500, que se alcanzó con más de un día de antelación a la fecha límite, por lo que ayer se abrió un plazo extra.