Es raro que a Juan Copa se le escape un número o le baile una fecha. Su cabeza funciona como una calculadora y más cuando es el hockey sobre patines lo que está de por medio. Pero esto le ha pillado desprevenido. "En este banquillo el tiempo pasa muy rápido", reflexiona. Y es que sin darse cuenta ha llegado a los 100 partidos como entrenador del Liceo desde que hace tres años tomó las riendas del conjunto verdiblanco „a los que hay que sumar nueve de la temporada 2005-06, cuando se hizo cargo del equipo en sustitución de Paco González„. Recibe la noticia sorprendido, pero entonces tira del ordenador de su memoria y recita el balance de su currículum centenario. "Llevo 70 victorias y derrotas en liga 14, seis de la temporada pasada, seis de la primera y dos de esta", apunta. Da en el clavo. Se le pasó la celebración señalada quizás porque estaba pendiente de otro aniversario importante. El domingo cumple 50 años, medio siglo de vida al que llega en su mejor momento. "Estoy on fire, han sido 50 años perfectos y 100 partidos también. Estoy para otros tantos tanto en la vida como en el hockey", dice.

En realidad, en su caso es difícil separar ambas facetas. "Descanso un poco en verano, pero después ya me lo pide el cuerpo. El hockey es mi forma de vida. Me lo ha dado todo, a mi mujer, a mi hijo, que también juega, y a mis mejores amigos", reconoce. Aunque al final sean ellos también los que más lo sufren: "Te lo llevas todo para casa, entrenar no es solo el momento que vas al Palacio y se sufre", añade. Todo empezó aquel día en el que Fernando Marcos le dijo si quería hacerse cargo del filial. Eso le abrió las puertas de un mundo nuevo, con la posibilidad de aprender codo con codo con maestros como Carlos Figueroa, José Querido y Carlos Gil. Aunque su prueba de fuego fue en el Cerceda, donde hizo méritos suficientes para dar el gran salto. Cumplió un sueño al fichar por el Liceo, por más que sus orígenes estuviesen, y sigan estándolo, en el Dominicos. "Bueno, yo empecé en el Club del Mar", aclara, "pero después ya me cambié al Dominicos y me formé allí, pero en el Liceo lo hice como entrenador".

Es complicado ser profeta en tu tierra. En División de Honor, solo hubo otros dos entrenadores de la casa: Willy Duarte y José Manuel Campos. Este precisamente es el entrenador al que Juan Copa dará alcance cuando termine esta temporada a la que mínimo le quedan dieciséis partidos „sin contar los del play off y hasta dónde llegue en la Copa del Rey y en la Liga Europea„. El líder histórico es Carlos Gil, con 814. Y le sigue Andrés Caramés, con 296. Ambos prácticamente son inalcanzables, pero no los 138 y los 128 de José Querido y Campos. Copa, con 110 al sumar los de esta etapa y la anterior en la 2005-06, puede acabar el curso tercero en el ranking. Su balance en estos tres años es de un título, el de la Supercopa de España de 2018, setenta victorias, siete empates y 24 derrotas, 75-8-27 en total. "Estar en Liceo implica tener que estar siempre arriba. Cuando llegas te inyectan un ADN ganador y te das cuenta de lo que es el club y de lo que es la camiseta. Yo lo cogí con unas ganas tremendas porque era una oportunidad que llevaba mucho tiempo esperando y creo que las cosas están saliendo bien", analiza.

No fue el caso del inicio, con una derrota en las semifinales de la Supercopa. Pero lo que vino después borró con creces esta imagen y cortó las dudas. La primera temporada fue sensacional, aunque se quedó a las puertas tanto del título de Liga „con aquel famoso gol anulado a Sergi Miras en el último segundo del partido contra el Barça„ como de la Copa del Rey y con la espina de la eliminación en los cuartos de final de la Champions, a las puertas de la final four. Un esfuerzo que se vio recompensado al inicio de su segundo curso con el título de la Supercopa de España, aunque al final esa campaña terminase por convertirse en un quebradero de cabeza por las continuas lesiones y sanciones y la marcha, al final de la misma, de la columna vertebral del equipo. No hay mal que por bien no venga porque iniciar un nuevo ciclo también le da fuerzas renovadas para seguir otros cien partidos. "Estamos consiguiendo enganchar al público y para mí, como coruñés, es tremendamente importante y le doy mucho valor", asegura.

Está "a tope", con objetivos cercanos muy jugosos, como la Copa del Rey que será en A Coruña del 19 al 22 de marzo, a la que mira de reojo con ambición, y palabras mayores, meterse en la final a cuatro de la Liga Europea, cada vez más complicado por la presencia de los cuatro grandes de Portugal (Benfica, Porto, Oliveirense y Sporting) y el Barça. Parar no entra en sus planes, sí intentar disfrutar más de cada día que va al Palacio, incansable junto a su grupo de trabajo en su análisis metódico del juego y de los jugadores. "Creo que si algo me caracteriza es que cada uno de los que pasan por mis manos sea mejor", se define. "No intento ser el mejor o el peor, sino ayudar al jugador al máximo. Y a partir de ahí que me recuerden como un buen entrenador, pero sobre todo como un buen tío".