Novak Djokovic y su compatriota Viktor Troicki vencieron ayer por 6-3 y 6-4 a Feliciano López y Pablo Carreño, lo que evitó que España conquistase el título de la ATP Cup, cuya final disputada en Sidney (Australia) vibró con la remontada balcánica. Sobre la pista del Ken Rosewall Arena, dentro del Sydney Olympic Park, Djokovic se convirtió en el gran protagonista. Después de que el castellonense Roberto Bautista hubiera batido por 7-5 y 6-1 a Dusan Lajovic, el balear Rafael Nadal no pudo rematar la faena y sucumbió por 6-2 y 7-6 (4) contra un Djokovic sublime y que después dio la puntilla en el doble.

Nadal se vio superado tras un duelo de calidad y que se prolongó 1 hora y 56 minutos. La balanza a esas alturas se había equilibrado, por lo que el encuentro de dobles serviría como colofón. En rueda de prensa, el tenista manacorense confirmó su cansancio y provocó que el dúo para la lucha definitiva fuese el compuesto por López y Carreño.

Ambos habían doblegado el pasado sábado a los australianos Chris Guccione y John Peers durante las semifinales, pero esta vez la película fue diferente. Djokovic persistió en su juego vertiginoso y para colmo arrastró a su compañero Troicki hacia su buena dinámica.

La derrota de Lajovic había dejado la supervivencia del equipo serbio en manos de Djokovic, que tiene un valor añadido en su idilio con las pistas aussies. Sus grandes temporadas suelen comenzar muy temprano cada año, optando siempre a la corona de Melbourne para asustar desde el primer Grand Slam.

Apenas sorprendió que, para empezar su andadura en esta nueva y novedosa final, Nole rompiese el primer turno de saque contrario. Diez minutos de juego tardó el de Manacor en ceder el 1-0, lance que consolidó el balcánico de forma inmediata para tomar la delantera (3-1) y seguir inquietando al resto.

Nadal salvó dos bolas de break en el quinto juego, pero no evitó que el séptimo cayera del bando rival (5-2). En blanco, Djokovic cerró la primera manga a su favor e involuntariamente dio un toque de atención al balear, que debía subir peldaños de intensidad en busca de la remontada.

Acostumbrado a muchísimas batallas de tanto calibre, Nadal así lo interpretó para solventar sin agobios cada turno propio de servicio. Enfrente, el jugador de Belgrado hacía lo mismo hasta llegar al sexto juego, cuando levantó cinco pelotas de quiebre a un contrincante ya envalentonado.

Poco después, las tornas cambiaron y fue Nadal quien impidió la rotura de Djokovic con 5-5 y 15-40. Se vio talento a raudales, por parte de ambos, y las gradas agradecieron que el set necesitase una muerte súbita. Flojeó entonces el balcánico, aunque recobró la cadencia en el golpe y arrasó especialmente con sus reveses, rubricando el 7-4.

Antes Roberto Bautista había dado a España su primera sonrisa a la hora del desayuno. En estado de gracia, el castellonense demostró que su condición actual de número 10 no es ningún farol.

Lajovic, con el apoyo de la grada, mostró su mejor versión en el set inaugural. El castellonense apretó el acelerador en el duodécimo juego y aprovechó su primera opción de romper para certificar el 7-5 y empezar con confianza la segunda manga. Y hasta ahí llegó el combustible del serbio.

El dobles iba a decidir y ya empezó con malas noticias con la baja de Nadal. Carreño y Feliciano López empezaron lanzados, pero cedieron su ventaja con cinco juegos seguidos serbios para perder el primer set y en el segundo un break inicial los dejó sin opciones.