La delegación española vivió ayer un día redondo en la décima etapa del Rally Dakar, un recorrido entre Haradh y Shubaytah acortado a 345 kilómetros cronometrados debido al fuerte viento, con las victorias de los pilotos Carlos Sainz (Mini) y de Joan Barreda (Honda) en coches y motos, respectivamente.

La jornada fue especialmente satisfactoria para Sainz, ya que a su cuarta victoria en este Dakar le sumó la enorme diferencia que metió a sus rivales: Stéphane Peterhansel (Mini) perdió casi 12 minutos y Nasser Al-Attiyah (Toyota), prácticamente 18. A falta de dos etapas para finalizar la carrera, Sainz, que inició la jornada con tan solo 24 segundos de margen, lidera con 18:10 de ventaja sobre el catarí y 18:26 con respecto al francés. El español va camino de lograr su tercer triunfo total en esta competición.

"Ha sido una etapa buena para mí. Una etapa complicada, con un poco de tormenta de arena. La visibilidad no era muy buena, pero conseguimos ir más o menos a buen ritmo, excepto un sitio en el que tuvimos una caída de seis metros bastante de pico y dañamos un poco el coche", explicó Sainz.

Reconoció que tuvieron que superar "un waypoint un poco complicado". "Tuvimos suerte, lo encontramos bien. Prudencia porque queda todavía mucha carrera y ya vemos que cada día cambia de un lado para otro", pidió.

El día se inició con el espectacular accidente de Fernando Alonso, que volcó mientras pasaba una duna y dio dos vueltas de campana. Ni el piloto asturiano ni su copiloto Marc Coma sufrieron consecuencias físicas y pudieron continuar en carrera, aunque sin el parabrisas de su coche, lo que les hizo perder una hora y 17 minutos.

En cuanto a las motos, Barreda por fin cantó victoria después de tres jornadas seguidas en el top 3. El castellonense ganó con poco más de un minuto de renta sobre el estadounidense Ricky Brabec (Honda), que reafirmó aún más su amplia ventaja en la clasificación general, dando también un paso adelante en sus aspiraciones.