La muerte de Kobe Bryant (Filadelfia, 1978) ayer en un accidente de helicóptero en el que iba una de sus hijas, también fallecida, dejó a todo el mundo consternado, fuera o no aficonado al baloncesto. El exjugador de Los Angeles Lakers, uno de los mejores de la historia, retirado hace cuatro años, fue un personaje de una popularidad que va mucho más allá de la NBA y del propio deporte. Una leyenda que llegó a meter 81 puntos en un partido de la mejor liga del mundo y uno de los pocos que hizo algo de sombra al mito de Michael Jordan.

El legendario jugador se dirigía a entrenar a su academia, la Mamba Academy (Kobe Bryant tenía el apodo de la Mamba Negra), con su hija de 13 años Gianna Bryant y otras tres personas cuando el helicóptero se estrelló. Sus otros tres acompañantes a bordo del helicóptero también fallecieron, extremo que quedó confirmado por el Departamento del Sheriff del Condado Los Ángeles. La NBC informaba de que los otros tres fallecidos son una compañera del equipo de baloncesto de la niña, su padre y el piloto del helicóptero. Al parecer, la hija de Bryant y su compañera tenían un partido a las dos de la tarde en la mencionada academia.

La investigación sobre lo ocurrido está en curso. Una de las hipótesis que se barajan para el accidente es la falta de visibilidad.

El siniestro se produjo cuando el helicóptero iba a 200 kilómetros por hora. Al parecer, el vehículo perdió altura en unos pocos segundos. El vuelo duró unos 13 minutos antes de estrellarse. Según el periódico Los Angeles Times, el suceso tuvo lugar a las 10 horas de Los Angeles, las 19 horas en España. En los instantes posteriores comenzó a correrse el rumor de que uno de los deportistas más conocidos del planeta acaba de fallecer y, una vez confirmado, se fue congregando gente en las inmediaciones del Staple Center, el pabellón donde juegan sus partidos los Lakers, para despedir a Kobe Bryant.

La dimensión de esta estrella mundial era tan grande que le obligaba a liderar el equipo en el que jugara, ya fueran los Lakers, equipo en el que jugó toda su carrera, o la selección de Estados Unidos. Si bien, en el primero de los casos tuvo primero que lidiar con otros dos grandes egos, los de Phil Jakson, el entrenador que había llevado a la gloria a los Chicago Bulls de Jordan; y el de la superestrella Shaquille O'Neal, con el que tuvo sus más y sus menos. El trío ganó los tres anillos de la NBA entre 2000 y 2002. Una vez roto ese equipo, Bryant se quedó como única estrella de unos Lakers que tardaron un tiempo en volver a alcanzar la gloria. Y para hacerlo, Bryant necesitó la ayuda de otra leyenda, la de Pau Gasol, junto al que salió campeón de la NBA en 2009 y 2010.Unos años que sirvieron para forjar una amistad entrañable de la que todo el mundo fue partícipe durante las finales de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y Londres 2012. España llegó a la final en los dos casos y, sobre todo en el segundo, puso en cuestión el dominio estadounidense. Bryant tuvo la grandeza de reconocer el mérito de su amigo Gasol y de toda la selección que el catalán encabezaba.