Si son pocos los alicientes que ya de por sí tiene un partido entre el Deportivo Liceo y el Barcelona, el que hoy ambos disputarán en el Palau Blaugrana (20.30 horas) viene cargado de retos que intensifican la emoción del clásico del hockey sobre patines español. Primero porque el duelo llega después de un mes y medio de espera -tenía que haberse disputado el pasado 22 de diciembre- que prolongó el suspense. Segundo, porque lo que está en juego es el liderato de la OK Liga. Si bien no es definitivo, ya que esta temporada hay play off, la igualdad entre los dos, primero y segundo con tres puntos de diferencia en favor de los culés, es inusual a estas alturas del curso y, por lo tanto, aumenta la tensión. Y después están otras clasificaciones que añaden salsa al encuentro como en las que están inmersos los hermanos Carles y Marc Grau. El mayor, portero, está solo a un gol de ser el que menos encaja de la liga. Lleva 33 por los 32 que recibió la pareja azulgrana formada por Sergi Fernández y Aitor Egurrola. El menor, delantero, lucha por el pichichi con el que hoy también será su rival en la pista, Pablo Álvarez. También es segundo. También por solo un gol con 26 por los 27 del argentino. "Una victoria sería ideal. Lo firmo y lo compro. Y más si además sirve para que yo salga como pichichi y mi hermano como portero menos goleado. Pero lo importante son los tres puntos", reconoce Marc.

Hay mucho en juego. Porque el Liceo ha ido aguantando como ha podido el ritmo infernal imprimido por el Barça. Desde que los culés perdieron en la primera jornada, precisamente en el Palacio de los Deportes de Riazor contra los verdiblancos y por 2-1, han encadenado 18 victorias seguidas, 110 goles a favor, 32 en contra. Con un ritmo que va de menos a más, la versión de los galácticos de los últimos partidos es destructora. El conjunto de Juan Copa, por su parte, solo ha tenido dos tropiezos en todo el curso. El primero en TaradellTaradell, el siguiente en casa frente al Noia en el primer partido de 2020. Eso les hace llegar al duelo directo con la posibilidad real de recuperar el liderato. Eso sí, solo le vale ganar. Como ya hizo esta temporada en aquel choque en A Coruña con el que se abría la liga y en el que los goles de Franco Platero y Marc Grau sirvieron para incendiar la ilusión en la grada.

"El Barcelona es el mejor equipo del mundo y de la liga el que tiene un mayor presupuesto. Será dificilísimo, pero nosotros somos un grupo ganador y vamos a ir a por todas", señala Marc, que hace dos días, en Vic, fue el principal responsable de la victoria. Para repetir en el Palau su fórmula en sencilla, pero complicada de ejecutar: "Tenemos que estar concentrados los 50 minutos, sin errores, trabajando todo el rato. Hacer un partido de diez o si es posible, de once". La derrota dejaría a los verdiblancos ya a seis puntos y aunque faltan seis jornadas, la infabilidad de los de la Ciudad Condal obligaría a centrarse ya en atar la segunda posición de cara al play off. Pero no quieren ni oír hablar de ello.

Además de hacer un partido de diez, la inspiración de los porteros y el acierto de las ocasiones -cómo no, la bola parada- tendrá mucho que decir en el devenir del partido. Los hermanos Grau tienen ahí todo el protagonismo. Empezando por el defensor de las redes. "Yo a mi hermano lo veo con mucha confianza. Siempre ha sido un gran portero. Lo fue en Vendrell, Vic y Porto y ahora en el Liceo, donde lo está haciendo como él sabe. Tener un portero así da mucho tranquilidad. Y tener un hermano en la plantilla es un gran apoyo", resalta Marc. La tranquilidad se desprende del propio carácter de Carles, que contrasta con el de Xavi Malián, el anterior inquilino de la portería verdiblanca. "Cada uno tiene su temperamento. Yo me quedo con el de mi hermano claro", añade.

"Me considero un buen portero y lo estoy demostrando", dice, seguro, Carles. Él también tiene piropos para su hermano pequeño: "Está trabajando muy bien y con los pies en la tierra. Está enchufado y eso le viene muy bien al equipo". Y eso que hasta el propio Marc tenía sus dudas cuando llamó a su puerta un club grande como el Liceo. "Quería venir sí o sí, pero a mí me gusta hacer las cosas despacio y como no me había ido bien en Noia, tenía mis dudas", reconoce. Por eso firmó solo por una temporada con derecho a prórroga por otra. "No me equivoqué al venir y estoy muy contento. Quiero seguir", afirma mientras las negociaciones con el club, muy satisfecho con su rendimiento, están muy avanzadas en ese sentido. "Para Marc esta es su primera temporada en un equipo profesional. Juan Copa habló con él a principio de temporada. Tenía claro que era un goleador. Y encima se encontró con un jugador que trabaja para el equipo y que le están saliendo las cosas", aporta Carles. "Han confiando en mí y espero mantener el ritmo", finaliza Marc, que hoy tendrá una nueva oportunidad para seguir brillando. "Soy joven y es mi primera experiencia profesional. Todavía tengo mucho margen de mejora", avisa.