El Madrid volvió a coronarse en Málaga como campeón de Copa ampliando la hegemonía de la última década. Pero ninguno de los seis títulos logrados en este periodo llegó con la facilidad que adornó su victoria de ayer ante el Unicaja (68-95). La final en el Martin Carpena no tuvo color. Resultó un monólogo de los jugadores de Laso, dirigidos con una enorme brillantez por un genio llamado Facu Campazzo, que recibió el título de MVP con merecimiento.

Así lo reconoció también Laso al sustituirlo a falta de tres minutos, con el título atado y bien atado (57-87). Era su particular homenaje. El base argentino se sentó para recibir la ovación del Carpena con números de crack: 13 puntos, 13 asistencias y un increíble +38 con él en cancha para los blancos.

Ese mismo nivel ya lo demostró ante el Bilbao, en cuartos, y ante el Valencia, en semis. Con Campazzo al frente de las operaciones, el Madrid se dejó ver en modo apisonadora y pasó por encima de un Unicaja que no tuvo opciones y que, castigado por los problemas físicos, perdió en el primer tiempo a Jaime Fernández y a Toupane.

Con 17 triples anotados (un 56% de acierto) y una exhibición anotadora, el Madrid dejó todo visto para sentencia en el descanso al que llegó con 15 puntos de diferencia (28-43). Los jugadores de Laso fueron capaces de transmitir en todo momento una enorme sensación de superioridad y eso le llevó a levantar el 28ª título de su historia, el sexto de Pablo Laso, el más laureado del torneo superando a Aíto García Reneses.

"Hemos sido capaces de ser dominantes y eso se ha reflejado en el marcador, pero no ha sido tan fácil como puede parecer", explicó Laso, que se confesó muy satisfecho por el trabajo de sus hombres. "El partido que hicimos fue tremendo", explicó con orgullo Campazzo al final del encuentro

Era muy difícil el reto para el Unicaja frente a la versión arrolladora con la que se presentó el Madrid en Málaga, con Campazzo y Tavares marcando diferencias justo después de una minicrisis en enero. Pero se hizo aún más complicado aún para el cuadro malagueño por el nivel de acierto que mostró el equipo de Laso y los problemas físicos que arrastraban piezas claves del Unicaja, como Jaime Fernández, Toupane o Carlos Suárez.

Los dos primeros se retiraron en el primer tiempo por molestias que habían arrastrado en el torneo y que acabó pasándoles factura. Suárez pudo seguir, aunque mermado con un doloroso golpe en la mano. La baja de los dos primeros requería que jugadores importantes de la plantilla andaluza como Adams, Waczynski o Alberto Díaz, uno de los héroes en la exhibición de semifinales frente al Andorra, dieran un paso adelante. Pero el único que intentó arrastrar al equipo fue Darío Brizuela. Muy poco argumento frente a un rival enchufado como nunca.

El Madrid fue capaz de desplegar todo su talento. Y tiene mucho. Campazzo se encargó de dirigir las operaciones y abrir la fiesta desde el triple de los madridistas. Pero Jaycee Carroll se aplicó en la final con una ambición voraz, Randolph volvió a mostrarse letal desde la media distancia, igual que Thompkins o Taylor. Es que en el equipo de Laso aparecieron todos.