Jamás aparta la mirada, busca los ojos del contrario. Bordalás traslada su personalidad a un equipo que vive uno de sus mejores momentos de la última década. Pelea por jugar la Liga de Campeones y se enfrentará al Mallorca en la Liga. Su estilo, criticado por muchos y ahora muy alabado por su efectividad, puede estar marcado por la necesidad de adaptar su plantilla a una marca con la que ha conseguido elevar a su equipo hasta límites insospechados. Sin embargo, Bordalás, en esta entrevista, admite que también admira otro tipo de fútbol, el de Johan Cruyff, su ídolo y a quien imitaba cuando era jugador. El Mallorca pondrá a hoy a prueba al Getafe, dirigido por el entrenador de moda del fútbol español.

¿Es el octavo de diez hermanos y, entre otras cosas, llegó a recoger sandías en Almería y a repartir periódicos. ¿Eso ha marcado el carácter de sus equipos, que tienen el esfuerzo como cualidad innegociable?

El esfuerzo para mí es vital. Valoro más las cosas. A los chicos les digo que valoren lo que tienen porque esto no va a durar siempre. Cada entrenamiento y cada partido es una oportunidad para mejorar y crecer. Ese es mi mensaje todos los días. En todas las profesiones, los inicios no son fáciles para nadie. Tienes tu etapa de estudiante, luego tienes que ganarte la vida y dar pasos. No ha sido un camino de rosas. Tuve que dejar el fútbol muy joven y dedicarme a entrenar, que también me apasionaba.

Entonces, ¿esa cultura del esfuerzo le viene a usted desde pequeño?

Indudablemente. Mis abuelos y mis padres siempre me inculcaron la política del esfuerzo. A mis padres nunca les regalaron nada y siempre nos han hecho valorar todo. Se lo enseño a mis hijos y a mis jugadores, que para mí son como mis hijos.

¿Qué es más difícil, sobrevivir con nueve hermanos o colocar al Getafe arriba en la clasificación tres años seguidos?

(Risas) Todo tiene su dificultad. Convivir con muchos hermanos no es fácil, sobre todo para los padres. Para nosotros es fantástico. Siempre tienes en quien apoyarte. Los mayores nos hemos cuidado unos a otros. Los primeros cuidaron a los dos siguientes y así todos. Si no, era imposible. Mi madre no podía sola. El poder adquisitivo era muy bajo y no tenías la posibilidad de pagar ayudas.

¿Los jugadores del Getafe son como su pequeña creación?

Les digo que esto es una familia y que nos tenemos que ayudar al margen de las personalidades. Cada uno tiene la suya. Pasa con los hermanos. No hay ningún hermano que se parezca o se parecen poco. En un equipo ocurre lo mismo, es como la familia.

¿Qué siente cuando asocian su nombre al de entrenador de moda?

Eso queda para ustedes (la prensa). Me limito al día al día, a seguir creciendo. Es lo que tengo en mente desde que empecé a entrenar. Es mi objetivo. No me puedo poner un limite. Todos sabemos que la profesión de entrenador es complicada. Los resultados te van marcando. Se agradece el reconocimiento, siempre es agradable, pero sigo trabajando con mucha humildad.

¿En qué consiste exactamente el método Bordalás ? Siempre se habla de trabajo, trabajo y trabajo. Pero ¿qué hay más allá?

El que me conoce y ha trabajado conmigo sabe que de alguna manera yo he ido viendo cosas que podían llegar en el fútbol moderno y he ido inculcándolas para estar un poco por delante. Por eso, cosas que comentaba hace temporadas que iban a ocurrir en Primera División y que nadie confiaba que pudieran ocurrir, pues están ocurriendo. Quizá por ahí se puede ver el método Bordalás.

¿Qué dice de la tecnología del Mosad con la que trabaja su preparador Javier Vidal para prevenir lesiones y mejorar el rendimiento de su plantilla?

Es una realidad. Llevamos trabajando con ella desde hace algún tiempo y los resultados están ahí. Somos de los equipos con menos lesiones musculares. Disponemos de un gran cuerpo médico y cuando hay algún problema recuperamos en tiempo récord. Somos un equipo que trabaja con mucho esfuerzo y las lesiones musculares son muy pocas.

Se dijo que quisieron llevarse al Madrid a su preparador físico para aplicar ese sistema y que los jugadores blancos lo frenaron. ¿Para jugar en el Getafe hay que estar hecho de otra pasta?

En el mundo del fútbol se hacen muchas referencias a cosas que no sabemos si son ciertas. Dudo que los jugadores del Real Madrid se opusieran a eso. Pero no me extraña que pueda haber interés por Javier Vidal porque es el mejor. Llevamos trabajando juntos muchísimos años y es un gran profesional. Pero los jugadores del Madrid y de cualquier equipo son profesionales y no creo que decidan qué preparador físico puedan tener.

¿Es más fácil implantar su sistema en un equipo como el Getafe que en otros como el Madrid o el Barcelona?

Yo creo que no. Eso siempre se ha dicho, pero al final lo más importante es convencer al jugador de lo que estás haciendo. Cada entrenador tiene su modelo. Los jugadores del Real Madrid no han tenido un modelo que se haya repetido en el tiempo. Ha tenido entrenadores de todo tipo con modelos muy distintos de entender el fútbol y los jugadores se han adaptado. Han tenido a Mourinho y ahora a Zidane, que tienen poco que ver. Eso es un mito. Los jugadores del Real Madrid o de cualquier equipo grande se adaptan al entrenador que tengan en ese momento.

Muchos le aplauden ahora, pero criticaron su fútbol. Parece que la gente se sube al carro ganador. ¿Cómo le sienta eso?

Los reconocimientos son los resultados. Si hay victorias, hay reconocimientos. No creo que hayamos sido tan criticados. Quizá no ha podido sentar bien que un equipo modesto como el Getafe sea capaz de ganar partidos que nadie contaba. Siempre me he sentido respetado. Si ha habido algún tipo de crítica o han catalogado al Getafe de ser un equipo defensivo, es que no le han visto jugar. El Getafe es todo lo contrario. Siempre salimos a intentar ganar los partidos.

Lleva mucho tiempo en vestuarios. ¿Los chavales han cambiado mucho? Sociedad de placer instantáneo, teléfonos, Twitter... ¿Toma medidas?

Hay una diferencia enorme. No me gustan las prohibiciones. Intento convencer o poner límites, pero nunca prohibir. Los jugadores son como mis hijos y, a mi hijo, prohibiéndole cosas, no voy a conseguir sacar lo mejor de él. Un jugador igual. Tienen que darse cuenta de que hay que poner límites. Pero vivimos en el siglo XXI y es inevitable.

Jorge Molina comentó un día que cuando él empezó a jugar llevaba los balones y las botas del resto y que ahora los que llegan nuevos tienen otra actitud. Todo ha cambiado.

Es así. Es otra educación. A veces ese es el gran problema, que chicos que han hecho muy poco o casi nada, les hacen creer que tienen un futuro espléndido y que están por encima de muchas cosas. Es un error. Hay muchos chicos con un gran potencial y si no les inculcas el espíritu del esfuerzo, se pierden. Estamos cansados de verlo. Es una pena, sobre todo para ellos, porque no entienden que aquí nadie regala nada.

Siempre dijo que Cruyff fue una de sus influencias. ¿Cuándo comenzó su idilio con él? En el Mundial de 1974 usted tenía 10 años. ¿Fue ahí?

Sí. Recuerdo que ya veíamos partidos. Íbamos al bar de un tío que tenía televisor en color. En casa no disponíamos de ello. Vimos ese Mundial en color y allí empecé a ver a Cruyff. Para mí era el mejor del mundo. Luego le vimos en el Barcelona. Era mi ídolo. Como jugador intentaba imitar a Cruyff en ciertos aspectos de su juego. Luego, como técnico, también. Pero, sobre todo, porque era capaz de sacar un rendimiento muy alto a muchos jugadores. Hablaban del Dream Team y había jugadores que quizá no tenían el talento que atesoraban otros.