Con Carlos Tévez como emblema y bandera, Boca Juniors festejó en su estadio La Bombonera el 34º título tras su victoria ante Gimnasia y el empate que registró River Plate ante Atlético, en Tucumán. "No sé cuántos títulos tengo, pero esto es como el primer campeonato con Boca. Esto es lo que me mantiene en el fútbol. Volví a tener hambre de gloria. Volví a sentir que tenia que volver a mi barrio y bajarme de un montón de cosas, para pelear cosas como ese pibe que recién empezaba", expresó Carlos Tévez mientras festejaba con su familia en el campo de juego.

"Fue muy importante Roman, fue muy claro desde la primera charla. Él me ayudo a encontrar a Carlitos. Acá está la recompensa. Los dos estamos luchando para que Boca vuelva a ser lo de antes", sostuvo Tévez sobre Juan Román Riquelme, que en diciembre asumió como Vicepresidente 2º del club. "Tenía que besar a Diego para que me dé suerte", completó sobre el beso que le dio a Maradona en la antesala del triunfo ante Gimnasia.

Boca Juniors dio a su multitudinaria hinchada una de las alegrías más grandes de los últimos tiempos al proclamarse campeón de la Superliga Argentina en la última jornada, sobrepasando en la clasificación a un River Plate que en cambio vivió una noche de rabia y frustración. El Xeneize, ante una Bombonera colmada de hinchas ilusionados vestidos de azul y oro, batalló como lo dicta su raza y solo tras un zapatazo de Carlos Tévez gritó el gol que había contenido durante 76 minutos de un partido en el que se veía ansioso y con los nervios a flor de piel.

Es que el Gimnasia y Esgrima, el que dirige el ídolo boquense Diego Maradona, a quien se homenajeó con sentimiento antes del pitido inicial, fue un hueso duro de roer, se plantó con firmeza y dignidad e incluso tuvo la primera gran ocasión de gol del encuentro, que salvó el portero xeneize Esteban Andrada con una estirada de Copa Mundo. Al otro lado de la geografía argentina, en Tucumán, River no podía ni con el Atlético de esa ciudad, ni con sus nervios, ni con los fantasmas del pasado, y tuvo que remar más de la cuenta para empatar el lance que perdía desde los 19 minutos con anotación de Javier Toledo.

Matías Suárez decretó la paridad a los 35 minutos y por momentos parecía que el alma volvería al cuerpo del conjunto Millonario, pero no fue así y en el segundo tiempo, con el tic-tac del reloj y el pitido final, parece más bien que se la hubiera llevado el diablo. El que conquistó ha sido el primer título de Miguel Ángel Russo en su segunda etapa como entrenador de Boca Juniors y para él tiene un matiz muy especial tras sus opacas etapas en Alianza Lima y Cerro Porteño el año pasado, y por un cáncer que superó hace apenas dos, cuando dirigía al Millonarios colombiano.

Para Boca siempre será especial ser campeón en un mano a mano con su rival más enconado, River Plate, pero el título 34 en la liga argentina sabrá a gloria también porque hace solamente dos meses era un equipo que había perdido jerarquía, brillo y consistencia con Gustavo Alfaro, su anterior entrenador. River se quedó con una gran rabia porque perdió el título en la última fecha y porque su técnico, Marcelo Gallardo, tiene en la liga local su gran deuda pendiente, ya que no puede ganarla desde que asumió en el club, en 2014.