Sus hogares están a miles de kilómetros de distancia, pero el coronavirus les pilló en A Coruña, donde jugaban al hockey sobre patines, y decidieron quedarse en la ciudad por "responsabilidad". Los argentinos Fabri Ciocale, Facu Bridge, Nanu Castro y Fran Otero, los cuatro del Deportivo Liceo, comparten encierro en su piso de Matogrande, lo mismo que el portugués Nuno Paiva y el madrileño Javi Jurado, del Compañía de María, en la zona del Orzán. Ninguno tiene esperanzas de que las competiciones se puedan retomar, pero sí de que poco a poco se vaya volviendo a la normalidad. Mientras, el estudio, el ejercicio físico y la play les ayuden a matar el aburrimiento. Aunque algunos lo lleven mejor que otros.

"Los primeros días Fabri salía a gritar a la ventana", desvela Bridge sobre su compañero de equipo y de encierro. Ellos ya llevaban juntos toda la temporada y tras el cierre de la residencia del colegio Liceo La Paz, se les unieron Nanu Castro y Fran Torres. Son cinco en el piso, con el también liceísta Gus Lema, que es madrileño. "Hay que organizarse para no acabar matándonos", señala Ciocale. Los lunes, los miércoles y los viernes recogen la comida en el colegio. Y los días los dividen entre el estudio por la mañana y el ejercicio por la tarde. "Y jugamos a la play, a las cartas... lo que sea para entretenerse", añade Torres, conocido como Tombita. "Facu está en varios torneos porque se le da bien", continúa Ciocale. Ganó, de hecho, el torneo FIFA del Liceo. "Era una estrategia, sin mí, el entrenador, no lo hubiese logrado. Nanu dibuja y me está enseñando. Y Fran... no hace nada bien y todo se lo tenemos que enseñar", bromea.

Nunca les faltan las bromas, aunque la situación sea delicada y les toque pasarlo lejos de sus familias. Hablan por videollamadas todos los días porque la familia está preocupada. En Argentina el problema no está siendo tan grave. "En San Juan, de donde somos Fran y yo, solo hay un caso", dice Bridge. "Y en toda Argentina menos de cien muertos", aporta Ciocale. "Allí se tomaron medidas al mismo tiempo que aquí sin que allí hubiese casi casos", continúa Bridge. "Viendo lo que pasaba en España e Italia, tomaron conciencia de la magnitud del problema y tomaron medidas", valora Ciocale.

Tampoco es tan grave la situación en Portugal, de donde es Nuno Paiva. Él tampoco pensó en regresar a casa. "Era un riesgo porque no sabíamos si estábamos infectados y trasportar el virus a otro sitio", recuerda. Así que se quedó en A Coruña con su compañero de piso y equipo Javi Jurado. Él, madrileño, sí que lo pasó peor viendo cómo se complicaba el panorama en su ciudad. "La primera semana fue complicada. No se sabía cómo iba a evolucionar y mi madre trabaja en el hospital „también la madre de Nuno es médico„... así que pensé en volver, aunque al final tomé la decisión responsable", reconoce, "Por desgracia tenemos que aprender a convivir con esto. Y lo positivo es que ahora hablo mucho más con la familia que antes", señala.

La convivencia parece un poco más tranquila que en la de sus rivales. Pero coinciden también en costumbres. Por las mañanas, estudio, por la tarde, entrenamiento y después, tiempo en común. "Si estuviera solo sería mucho peor, más aburrido", reconoce el portugués, que dice que tiene que hacer ejercicio para no volverse "loco". "Lo importante es mantenerse activos", añade Jurado, que cree según van pasando los días, la situación está más aceptada y se va llevando mejor.

Bridge y CIocale juegan en la OK Liga. Castro, Torres, Paiva y Jurado, en la OK Plata. Y coinciden en que es poco probable que regrese ninguna competición. "Hay que ir pensando ya en la temporada que viene", aconseja Nanu. "Faltaba mucho, así que creo que no", valora Fran. "Día a día todo va cambiando, pero yo tengo el presentimiento de que no", aporta Facu. "Al principio pensaba que sí, ahora cada vez lo veo más difícil", admite Nuno. "Me gustaría que sí, pero hay que ser realistas y ahora mismo hay muchas más cosas por delante, el deporte no es prioritario", señala Javi. "Nuestra última esperanza es la Copa en A Coruña. Son solo cuatro días, en un único sitio... pero lo lógico es que no haya nada", concluye Fabri.