Aún no ha terminado la temporada, por lo menos no de forma oficial, y en el Liceo ya se empieza a hablar de despedidas porque Bruno di Benedetto y el portero Dani Menéndez abandonarán la disciplina verdiblanca para vestir, la próxima campaña, las camisetas del Lleida y del La Vendéenne francés. En el caso del primero, solo ha estado un curso a las órdenes de Juan Copa. En su puesto el club ya tenía atado al primero de los refuerzos para la próxima temporada, el coruñés César Carballeira, que, aunque no es oficial --ni el Liceo ni el jugador lo han hecho público--, regresa a casa después de dos años en el Reus.

Bruno di Benedetto, a punto de cumplir 23 años, regresará al club de donde llegó el pasado verano. En el Lleida jugó dos temporadas, las primeras fuera de su Francia natal, y ganó dos Copas CERS. A pesar de su adiós, en el caso de que la liga continuase y la Federación autorizase un play off final por el título entre el Liceo y el Barcelona --lo que se conocerá la próxima semana--, Bruno seguiría a las órdenes del técnico coruñés para intentar despedirse por la puerta grande. Todavía en proceso de adaptación a su primera experiencia en un equipo grande y claramente de menos a más, el defensa destacaba por su colocación, juego sin bola y capacidad de intimidación gracias a su envergadura, pero también era una pieza fundamental en el vestuario. En el club continuará su hermano mellizo Roberto --antes había jugado también el mayor de la saga, Carlo, ahora en el Porto--.

Menéndez, por su parte, no forma parte del primer equipo, pero sí que como tercer portero de la plantilla entrenaba habitualmente con el grupo de Juan Copa aunque su sitio estuviese en el filial. Cuando Martín Rodríguez fue operado del hombro a final de la temporada pasada, se sentó en el banquillo e incluso debutó en el partido contra el Lloret cuando Xavi Malián no pudo viajar por motivos personales, convirtiéndose en el primer portero zurdo en defender la portería verdiblanca. El asturiano, de 23 años, pone punto y final a su etapa en A Coruña después de cuatro temporadas en las que, con el filial, logró el ascenso a la segunda categoría nacional. En su caso parece más que probable que haya jugado ya su último partido con el Liceo porque el regreso de la OK Plata se antoja demasiado complicado.