Volvió el fútbol a Europa. Síntoma de que la "nueva normalidad" está más cerca aunque el espectáculo poco tenga que ver con el que nos tiene acostumbrados el fútbol. Marcó Haaland, ese prodigio goleador noruego, el primer tanto tras dos meses sin fútbol y se puso a bailar cerca del córner. Solo, con sus compañeros a tres metros dándole palmas como si fuese un desconocido al que trataba de animar. Los jugadores hacían caso así a las recomendaciones de la Liga alemana que trataba de evitar todo el contacto que no sea estrictamente necesario. Extraño en un deporte de contacto y donde a los pocos minutos podía verse a cinco jugadores bien apretados formando una barrera. Paradojas de la nueva realidad que nos toca vivir y a la que se asomó la Bundesliga como conejillo de indias, con el resto de los campeonatos bien atentos porque saben que de la experiencia alemana dependerá en gran medida la posibilidad de poner en marcha sus campeonatos. Ayer se vieron las mascarillas en los banquillos, la separación de los suplentes (desplazados a las gradas para asegurar la distancia entre ellos), la salida escalonada al campo, la falta de saludos... todos esos ingredientes a los que habrá que ir acostumbrándose.

En lo estrictamente deportivo el Borussia Dortmund goleó (4-0) al Schalke 04 en el duelo más destacado del regreso del fútbol a la Bundesliga, tres puntos con los que mete presión al líder Bayern Múnich que juega esta tarde.

Alemania inició a las 15:30 horas el camino que esperan seguir el resto de grandes ligas de Europa dentro de un mes, y volvió a la competición como aspiran LaLiga, el Calcio y la Premier: sin público y en medio de un riguroso protocolo sanitario.

La primera división alemana dejó cinco resultados en este primer turno y volvió en parte donde lo dejó, con Haaland demostrando ser su delantero de moda. El joven noruego marcó un gol histórico, el primero tras el coronavirus, en una jugada al primer toque a la media hora, con tacón de Brandt y asistencia de Thorgan Hazard.

Entre estos tres más Guerreiro bailaron a un Schalke que empezó presionando, pero que en 15 minutos estaba ya sometido. Apenas asomó a la portería rival el equipo minero en todo el partido.